Copenhague.— Juan Carlos Osorio unió al grupo en el centro de la cancha, a los de camisa gris, a los de casaca verde y pidió un aplauso para el nuevo integrante... Diego Reyes.
El defensa central del Porto volvió a la cancha y esta vez realizó el entrenamiento completo, lo que aumenta sus posibilidades de sí quedarse en la lista de 23 mundialistas.
El aplauso fue grande y para rematar la vuelta fue pasado por una “pamba”, como se le hace a los nuevos integrantes de un equipo.
Reyes volvió a la vida futbolística, en lo que parece una telenovela que el lunes tiene el drama por delante y el viernes la solución mágica.
El central hizo el estiramiento, participó en el “torito” con castigo incluido, el cual le tocó a Andrés Guardado y a Miguel Layún y después se puso la casaca, porque iba a jugar futbol, a tocar la pelota.
Por la mañana, Juan Carlos Osorio y su grupo de trabajo decidieron: “Diego tiene que hacer el entrenamiento completo”. Se descartó practicarle los exámenes como anunció Dennis te Kloese, director de Selecciones, quien junto con el resto del equipo se alarmó cuando el larguirucho jugador se resintió haciendo rehabilitación el miércoles.
El día empezó tan bien para Osorio, que decidió que era hora de probar.
Reyes se fue con los suplentes. Estuvo de pareja en la defensa central junto a Hugo Ayala. La realidad es que tocó poco la pelota, algunos cruces, algunas recuperaciones, pero nada para llamar la atención... Esa fue la parte buena.
Lo malo fue cuando tuvo que encarar al veloz Jesús Manuel Corona, el Tecatito hizo de las suyas y en más de una ocasión terminó la jugada sin que el defensa del Porto pudiera hacer algo.
La realidad es que Diego Reyes está de regreso. Después de más de un mes de que se desgarró jugando con su club, tocó el balón, pero en el seno de la Selección aún existen dudas.