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Moscú.— Antes de que Sudáfrica fuera elegida como la sede para la Copa del Mundo en 2010, Marruecos lucía como la favorita en una votación que quedó manchada por la intervención de Joseph Blatter, ex presidente de la FIFA.
Fue apenas la cuarta ocasión que el país africano buscaba traer el Mundial a su gente. Para los torneos de 1994, 1998 y 2006 también le fue negada la fiesta mundialista.
Sin importar las constantes bofetadas por parte de las federaciones internacionales, la marroquí siguió constante y con una nueva cabeza, Gianni Infantino, respira más el mejor aire futbolístico del mundo.
Marruecos tiene una gran desventaja, 446 mil 550 kilómetros cuadrados para ser anfitrión de un certamen para 48 equipos, en comparación con los 21 millones de extensión de la candidatura tripartita, Estados Unidos, Canadá y México, de la Concacaf.
Además de no contar con una infraesctrutura necesaria en estadios y ciudades deportivas.
A pesar de todo, esta madrugada, Marruecos aspiriró a convertirse en el segundo país del continente negro en ser sede de la competición estrella de la FIFA, después de Sudáfrica.
El presidente de la Confederación Africana (CAF), Ahmad Ahmad, se mostró convencido de que el pequeño país del norte africano puede organizar la cita para 2026.
De acuerdo con el directivo, la nación africana ha trabajado los últimos años en un proceso de profesionalización del deporte.
Hace un par de meses, la candidatura marroquí recibió el apoyo de la liga árabe, organización que cuenta con 28 miembros, a pesar de los conflictos políticos y religiosos en el norte de África y Medio Oriente.
Marruecos no se ha quedado nada más con las ganas de celebrar una Copa del Mundo en casa. La nación iba a albergar la Copa de África de Naciones en 2015, pero finalmente rechazó la organización del evento por los temores al virus ébola.
El gran competidor para los africanos es el capitalismo norteamericano, que apunta para un nuevo Mundial (tercero en México, segundo en Estados Unidos y primero en Canadá).
Sin Blatter al mando de la FIFA, África espera la fiesta en casa.