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A menos de una semana para su debut en la Copa del Mundo, la Selección Mexicana aqueja diversas falencias ofensivas y defensivas, varias de éstas quedaron desnudadas en el cotejo de antenoche, frente al equipo de Dinamarca.

En la zaga, el equipo nacional se descompuso con los cambios realizados por Juan Carlos Osorio, quien ingresó a Édson Álvarez para jugar en la lateral derecha, puesto que era ocupado por Carlos Salcedo, quien compartió la zona central con Hugo Ayala, en sustitución de Héctor Moreno. Fue entonces que inició el caos.

Jesús Gallardo, quien volvió a ser utilizado como lateral izquierdo, perdió la solvencia que mostró en los primeros 45 minutos y dejó espacios que fueron aprovechados por los locales. Ninguno como el que derivó en el gol de Christian Eriksen. El nuevo futbolista del Monterrey dejó descubierta toda su zona y eso abrió la posibilidad para que el segundo tanto derivara de un saque de banda. Ni él ni Salcedo reaccionaron a tiempo para alcanzar al atacante nórdico.

Pero el ex jugador de los Pumas tuvo una mala noche. Antes de esa acción, ya había dejado claro que la marca no es lo suyo. En la anotación de Yussuf Poulsen se equivocó al darle la posibilidad de recortar hacia el centro del campo y no obligarlo a ir hacia la banda. El delantero del Leipzig no desaprovechó las ventajas y superó a Guillermo Ochoa con un fuerte disparo.

A la ofensiva, la situación no es muy distinta. El Tricolor marcó una anotación en los 270 minutos finales de su preparación a la XXI Copa del Mundo. Es cierto que no genera muchas opciones de gol, pero se debe —en buena parte— a falencias en el momento de servir balones al área rival, como le ocurrió a Gallardo y a Giovani dos Santos en varias ocasiones. Por si fuera poco, Javier Hernández falló una llegada bastante clara.

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