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edgar.luna@eluniversal.com.mx
Ekaterimburgo.— Juan Carlos Osorio está a punto de cumplir. Si México clasifica a octavos de final, hará lo mismo que todas las selecciones de 1994 a la fecha. Y si no, todo su criticado proceso, con altas y bajas, y su gran inicio de Copa del Mundo, quedarán de lado... De nada valdrán.
Pero ante todo y por encima de todo, el estratega asegura que el sueño “ha sido extraordinario”.
La Selección Mexicana lidera el Grupo F, con seis puntos, tres más que Suecia. Un triunfo o empate este día la clasifica; una derrota pone las cosas color de hormiga, al tener que esperar el resultado del Alemania-Corea del Sur.
Mas una cosa es segura, el futuro del Tricolor está en sus propias manos.
El colombiano viene sonriente. Ha tenido un par de semanas tranquilas. Pocos siguen dudando de él. A los que lo hacen, se les considera infieles, fuera de la religión “osorista”, que viene a magnificar los tres años del sudamericano al frente del equipo nacional en sólo dos partidos. Osorio está sonriente: “Ha sido un sueño extraordinario, porque creo que —más allá de lograr una calificación muy saludable, entre comillas— el estar acá compitiendo a este nivel tan alto, con este grupo de jugadores que tenemos... Seguimos construyendo un equipo que aspira a cosas muy grandes, que hace todo lo que se necesita para lograrlo. Me enorgullece ser parte de ese equipo. Ojalá que podamos seguirles dándoles muchas alegrías”.
Sabe que en 90 minutos se juega mucho. Un mal día, un jugador que se tropiece, alguien que le pegue a la pelota mal o alguna decisión dudosa del árbitro o el VAR, pueden echar por la borda muchos sueños, ilusiones, muchas horas de trabajo.
Pero el entrenador, hoy, lo ve todo color de rosa, hasta las críticas en su contra. “A la llegada a Rusia, el único cuestionado era yo, la Selección no. Pero dicho hoy por muchos, y me uno, es una gran Selección. Tenemos jugadores muy importantes y para muchos conocedores de la historia del futbol mexicano, es tal vez la mejor generación”, presume.