Se termina la Copa del Mundo, con una final inédita entre dos selecciones que llegaron al torneo en condiciones completamente distintas, pero este día buscarán instalarse en lo más alto del balompié mundial. Francia y Croacia cierran un certamen en el que las figuras emergentes aportaron el sabor y la calidad que los consolidados dejaron en casa, a la que volvieron muy pronto.
Y han prometido que la ceremonia de clausura será tan espectacular como todo lo hecho en este Mundial. Entre una buena organización y la disposición de ayudar, los rusos estuvieron a la altura del evento y ahora les queda disfrutar del último duelo, el que define al ganador del título que Alemania dejó vacante.
“Debemos tener una mentalidad positiva y jugar también con las emociones”, dijo el técnico galo, Didier Deschamps, al momento de recordar lo sucedido en la final de la Eurocopa en la que fueron anfitriones hace un par de años y que perdieron ante Portugal. Ahora, buscarán que la historia no sea una carga más a la ansiedad que se vive en la previa del juego más importante para un futbolista.
Del otro lado, los croatas no saben otra forma para conseguir la victoria, más que con sufrimiento. Y no es que quieran padecer en la final, pero llegan más curtidos y con la motivación extra de no ser favoritos, pero con grandes posibilidades de hacer historia.