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edgar.luna@eluniversal.com.mx
Copenhague.— La gente pasea por las calles sin apuro alguno.
Es día libre en Copenhague. Día de la Constitución. Nadie fue a trabajar, nadie fue a la escuela, por lo que las calles son una pasarela de familias que aprovechan la ocasión para visitar los monumentos, los parques.
¿Y del partido Dinamarca-México del sábado? Nadie habla. La realidad es que aunque el futbol es uno de los deportes más populares del país escandinavo, la afición es poco apasionada. Si en la calle se pregunta por el juego, casi nadie sabe, o hasta ese momento se dan cuenta de que allá en el estadio Brondby habrá un partido de preparación de su combinado de cara al Mundial.
Las esperanzas en que Dinamarca haga algo importante en el Mundial son pocas y más ahora que Nicklas Bendtner, uno de sus mejores goleadores, no se recuperó de una lesión, además de bajones futbolísticos, y no fue incluido en la lista de 23 mundialistas, lo que causó algo de revuelo, pero nada más.
Todo recae en Christian Eriksen, quien trae el 10 y mucha responsabilidad a hombros. Los daneses comparten el Grupo C, con Francia, Australia y Perú.
Este juego contra México lo ven como un ensayo de lo que les puede esperar al enfrentarse con los incas.
Pero la realidad es que nadie habla del juego. En los periódicos, del Tricolor no se habla nada. La figura es Javier Hernández y ya... Recuerdan mucho a Hugo Sánchez, nada más.