El alcalde de Tijuana , Juan Manuel Gastelum ha dado la voz de alerta de un grave problema que se avecina para nuestro país.
Si bien las intenciones de nuestro país respecto a la migración son dignas de elogio, la falta de planeación es muy grave.
El gobierno que se va a este 30 de noviembre abrió las puertas de nuestra frontera sur y el que llega recibe una bomba de tiempo.
Si cuatro mil migrantes generaron una crisis humanitaria en Tijuana y aún no se toman medidas drásticas para frenar el problema en la frontera sur, ¿qué sucederá cuando se acumulen veinte mil o más?.
De que el gobierno norteamericano no abrirá sus fronteras a todo el que llegue indocumentado, no cabe duda. Cuantos más migrantes lleguen, más probable será que el éxodo desde Centroamérica se intensifique y se salga de control. Con toda seguridad los migrantes terminarán en su mayoría, varados en México y hacinados a lo largo de la frontera norte.
Para atender a una familia de migrantes se necesita no sólo darle un empleo, sino vivienda y servicios municipales que no estaban considerados en ningún programa gubernamental. Crear esta infraestructura es una pesada carga económica para el país, pero mientras se satisface puede generarse un conflicto social que es ajeno a México.
El alcalde de Tijuana cuantifica en casi quinientos mil pesos diarios dar servicios municipales para atender a los cuatro mil migrantes varados en su municipio, pero no se ha tomado aún una decisión y la frontera sur sigue abierta, por lo que tarde o temprano llegarán más centroamericanos a la frontera norte generando un tapón. ¿Qué presupuesto diario se necesitará para mantenerlos?.
Acompañar la explosión demográfica natural significa hacer proyecciones de crecimiento y establecer un programa de desarrollo paulatino. En contraste una llegada intempestiva y no planeada de gente genera caos social y político.
Ha sido una política irresponsable abrir la frontera sur antes de tener un plan estratégico de solución.
Muy caro habremos de pagar los mexicanos esta debilidad política, que nace de una buena intención, pero en el contexto de hoy no tiene viabilidad.
La falta de control migratorio sobre estas caravanas presupone además el riesgo de que estas constituyan un “caballo de Troya”, por donde de forma incógnita e imperceptible ingresen poco a poco delincuentes y miembros de la Mara Salvatrucha. Hoy vemos contingentes de madres con hijos pequeños, pero la falta de control no garantiza que ingresen también delincuentes, que al no pasar a Estados Unidos, permanezcan en México incrementando nuestros niveles de violencia e inseguridad.
Otorgar visas de trabajo a los migrantes que deseen quedarse en México, es una gran injusticia para los mexicanos desempleados, o que tienen empleos temporales o mal pagados. Nuestro primer compromiso es con nuestros pobres.
Para dimensionar la magnitud de nuestros problemas de pobreza cabe mencionar que según el INEGI la clase socioeconómica denominada “baja/baja”, donde se agrupan desempleados, población vulnerable que vive en marginación, migrantes mexicanos, quienes sobreviven de la asistencia social y programas de gobierno, así como todos aquellos que viven en la incertidumbre, representa el 35% de la población actual.
A su vez, la clase socioeconómica inmediata superior a esta, conformada por gente del campo y con empleos no calificados y todo aquel que sus ingresos apenas superan el salario mínimo, representa otro 25% de la población actual. Por tanto, México tiene aún pendiente el reto de dar calidad de vida digna al 60% de su población. Sin embargo, por decisión gubernamental ahora el país asume compromisos que repercutirán en integrar a nuestra población vulnerable a los migrantes centroamericanos que no logren pasar a Estados Unidos.
Las decisiones con visión de estado no se toman bajo el influjo de sentimentalismos, sino con la cabeza fría y con directrices racionales, aunque pensando con malicia no sobra la pregunta… ¿será casualidad que detonase este conflicto social justo en la transición entre dos gobiernos radicalmente opuestos, lo cual genera vulnerabilidad institucional a nuestro país?.
¿Usted cómo lo ve?
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