Nosotros los mexicanos quizá no estamos muy conscientes de lo que México puede significar en el extranjero. Estamos conscientes de que la palabra México hoy está asociada a violencia, delincuencia, corrupción e impunidad.

Es lo que una minoría de malos mexicanos ha logrado crear, manchando el nombre de nuestro país en el extranjero, secuestrando nuestra imagen.

Sin embargo, la otra cara de la moneda, la que representa realmente a la mayoría de los mexicanos habla de una gran riqueza en lo que respecta a cultura popular. Nuestras tradiciones, sustentadas en profundas raíces místicas, que vienen desde nuestra raíz prehispánica, dan cuenta de ello.

Un ejemplo lo tenemos con la tradición del día de muertos, de profundas raíces indígenas mezcladas con una lejana visión católica, que nos remite a profundas creencias relacionadas con la vida después de la muerte.

Lo que se denomina en el ámbito antropológico como sincretismo religioso, o sea una fusión del misticismo indígena con las creencias católicas, desde hace mucho tiempo ha llamado la atención en el extranjero.

Sin embargo, a partir de que unas breves escenas, muy superficiales por cierto, con las que iniciaba la película Spectrum de la saga del agente 007, o sea James Bond, detonó este interés en el ámbito mundial por nuestra percepción de la muerte y el inframundo.

Esta película describía un desfile del día de muertos en la Ciudad de México, lo cual era inexistente en la realidad hasta que se filmó esa película, estereotipando la imagen de las catrinas.

Ahora, a través de la película de dibujos animados titulada “Coco”, producida a través de la asociación entre Disney y la compañía Pixar, creada por cierto por Steve Jobs, el también fundador de la compañía informática Apple, narra una historia del día de muertos en un pueblito de nuestro territorio nacional.

Sólo a través del contacto con visitantes que llegan del extranjero los mexicanos descubrimos a través de los ojos de los turistas la fascinación que despierta la vida cultural que se vive en las típicas calles mexicanas.

Hablar del impacto de la plástica mexicana en el extranjero, desde que los muralistas mexicanos Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco llevaron su visión de la ideología política de izquierda a los murales pletóricos de colorido que dejaron como legado en edificios ubicados en otros países, así como las exposiciones que montan continuamente en salas de arte pintores mexicanos contemporáneos, que hoy aún son desconocidos en nuestro país.

Entender la fascinación que ha despertado Frida Kahlo, hoy convertida en figura de culto por su fuerte carisma personal, al margen del valor plástico de su obra.

Reconocer el impacto que han tenido en el extranjero los cineastas González Iñárritu, los Cuarón, el Chivo Lubezki y Guillermo del Toro, por citar algunos de los que están abriendo camino a la cinematografía mexicana nos llena de orgullo.

Nuestra gastronomía, rica en sabores exóticos, está poniéndose de moda en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, donde aparecen taquerías en las principales capitales, así como restaurantes de alta cocina, donde los chefs mexicanos empiezan a llamar la atención. Tan sólo en Copenhague, Dinamarca, descubrí tres taquerías y en el país de una gran tradición cervecera, la cerveza mexicana clara es competitiva. En Bruselas, Bélgica, descubrir catrinas en un aparador de una tienda es una agradable sorpresa, así como en el aparador de una chocolatería una descripción sobre el cacao adornada con pequeñas figuras prehispánicas.

Hay artesanías mexicanas de baja calidad que se convierten en souvenirs baratos para los turistas, pero últimamente están surgiendo productos artesanales innovadores y de alta calidad que mantienen vinculación con nuestras raíces y pueden generar tendencia en decoración.

Definitivamente es importante tomar como prioridad esta oportunidad que la cultura mexicana abre para cambiar la imagen de nuestro país.

La película Coco no deja ser una visión estereotipada, estilo Hollywood, de una tradición mexicana. Sin embargo, el arte y la cultura originarias de cualquier país adquieren universalidad precisamente cuando se vuelven estereotipos, que de esta forma permiten su comprensión y valoración en el extranjero y se insertan en el ámbito empresarial abriendo oportunidades de mercado para el país poseedor de esa riqueza cultural.

De a música ni hemos hablado, pero aún en la película Coco, nuestra música es el gran personaje etéreo que ha sentido a la historia que se narra.

Definitivamente la cultura mexicana puede generar productos que generen riqueza económica para un gran segmento de población y necesitamos que se generen proyectos gubernamentales de impulso a la generación de productos culturales para el mercado de exportación, apoyándonos en esta oportunidad que nos brinda esta incipiente tendencia cultural a favor de México.

¿Usted cómo lo ve?


@homsricardo
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