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Uno de los momentos más controvertidos del sexenio de Enrique Peña Nieto, fue cuando una investigación periodística reveló que el gobierno del priista espiaba a políticos, activistas y periodistas. Todos fueron blanco de un espionaje telefónico masivo gracias al programa Pegasus de la firma israelí NSO Group.
Cuando se dio a conocer la noticia, inmediatamente las condenas a este hecho no se hicieron esperar, diferentes actores, incluida la, en ese entonces, oposición, reprobaron el espionaje.
Y cuando parecía que las alas de Pegasus ya habían sido cortadas ya que el presidente había asegurado que su gobierno era distinto.
Nuevamente una investigación periodística realizada por la Red en Defensa de los Derechos Digitales, Artículo 19 y Social Tic, sacó a la luz que el gobierno, en particular el Centro Militar de Inteligencia, organismo que opera en la secrecía y bajo el mando directo del secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval usó Pegasus para espiar al activista Raymundo Ramos con la finalidad de afectar las investigaciones de violaciones graves a los derechos humanos que ha realizado el defensor, incluyendo el caso donde soldados abatieron a 12 civiles en Nuevo Laredo, Tamaulipas