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En la cima del Cerro del Crestón se construyen los cimientos de una tirolesa de 1.2 kilómetros de longitud que sobrevolará las aguas del Océano Pacífico y culminará dentro de un negocio privado que se encuentra en el Cerro del Vigía, llamado Observatorio 1873. Se considera el nuevo gran atractivo turístico del puerto que vive un crecimiento acelerado del turismo, pensado principalmente para turistas extranjeros que arriban por miles en cruceros. Pero este nuevo desarrollo también ha generado la inconformidad de ambientalistas y ciudadanos porteños porque temen que la nueva atracción no sólo genere ganancias económicas a sus impulsores, sino que arrastre un severo impacto ambiental y sea el inicio de la privatización y depredación de uno de los espacios públicos más importantes, símbolo de la ciudad.
La zona del Cerro del Crestón también es conocida como El Faro porque alberga uno de los faros naturales más altos del mundo: son 157 metros de altura y más de un siglo de antigüedad. Desde ahí se aprecian vistas de la ciudad, de su estructura portuaria y del Océano Pacífico. El Crestón es parte de la vida cotidiana de los mazatlecos, algunos lo suben como rutina de ejercicio diario, otros organizan avistamientos de aves o actividades culturales.
La autorización va de la mano de la Secretaría Marina (Semar), que es la institución que controla la Administración del Sistema Portuario Nacional Mazatlán (AsiponaMaz, antes API), que entregó la concesión por 20 años a una compañía del empresario gasolinero mazatleco, llamado Amado Guzmán Reynaud, con posibilidad de renovación de otros 20 años. Las Asiponas son empresas públicas facultadas para usar, aprovechar y explotar espacios concesionados. En el país operan 16, todas a cargo de la Semar por decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador.
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Parte importante de las protestas se concentran en el aval del proyecto por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), porque la zona del cerro concentra especies de flora y fauna con categoría de riesgo, en peligro de extinción y protegidas por normas internacionales, de acuerdo con trabajo de investigación documentado por biólogos locales. Incluso, esas especies están en su listado de la NOM-059 de la Semarnat. La Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto tirolesa fue presentada por el propio empresario beneficiado, Amado Guzmán, y posteriormente avalada por las autoridades federales.
Colectivos ambientalistas, académicos y grupos de ciudadanos consideran que la obra genera daño ecológico y reclaman que se haya realizado un proyecto sin consulta pública y con acuerdos a puerta cerrada.
A cambio de la nueva tirolesa, que consta de una estructura base de pilotes de concreto, fierro y madera para la formación de una plataforma de salida, y la colocación de cables para el sostenimiento, la Asipona Mazatlán dirigida por el Contralmirante en retiro, Mariel Aquileo Ancona Infanzón, recibirá 7 mil pesos mensuales por el uso del espacio público y el 5% de las entradas.
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Amado Guzmán ha construido un conglomerado empresarial poderoso a partir de los negocios que su familia inició a finales de la década de 1950 con la venta de hidrocarburos. Es fundador del Grupo Redpetroil, que soporta una red de gasolineras y combustibles para el sector pesquero. También es presidente del Consejo Centro Histórico Mazatlán y reciente propietario de la clínica de rehabilitación Oceánica. Es una persona cercana al exgobernador, Quirino Ordaz Coppel, ahora embajador de México en España, y al prominente empresario hotelero Ernesto Coppel Kelly, primo de Quirino que fue beneficiado con 586 millones de pesos para el nuevo acuario de Mazatlán.
Permiso y concesión en ‘fast track’
El 10 de noviembre de 2020, Amado Guzmán Reynaud, apoderado legal de la empresa Operadora Turística Observatorio 1873 S.A de C.V., ingresó a la Semarnat el expediente 25/MP-0127/11/20 con la Manifestación de Impacto Ambiental elaborada por la empresa mazatleca Servicios Profesionales Nautilus S.C. En la MIA se afirma que el 99% de las instalaciones de la tirolesa están en el aire, y que el proyecto no afecta a la flora y la fauna del cerro.
Apenas cuatro meses después, el 18 de marzo de 2021, la Semarnat publicó el resolutivo favorable en su Gaceta Ecológica con vigencia de 25 años. La Semarnat tampoco identificó flora y fauna en peligro pese a que las especies registradas por biólogos locales en la zona se encuentran en su propia lista oficial NOM-059-Semanat-2010.
El Cerro del Crestón pertenecía a Bienes Nacionales con injerencia del Estado y del Municipio de Mazatlán. La concreción del proyecto se mantuvo en espera, pero el 27 de julio de 2023, el gobierno federal acordó la ampliación de la delimitación del recinto portuario y con ello la AsiponaMaz tomó el control del cerro, de una amplia área del mar y de una parte de la Isla de la Piedra, otra área codiciada por el sector turístico que es zona ejidal.
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Pasaron menos de tres meses (23 de octubre de 2023) para que el contralmirante Mariel Aquileo Ancona Infanzón, director General de la AsiponaMaz, firmara el contrato de cesión parcial de derechos.
El negocio estaba cerrado: la tirolesa iniciaría en el Cerro del Crestón y arribaría al Observatorio 1873, una propiedad privada de Amado Guzmán.
En la actualidad la tirolesa se encuentra en fase de prueba y se espera que sea inaugurada en las próximas semanas.
Naturaleza amenazada
La idea de la tirolesa se conoce desde el gobierno de Quirino Ordaz Coppel. En ese entonces, en 2018, se dio un paso para intervenir la zona: se creó un mirador de cristal, y a la par se formó el Patronato Parque Natural Faro Mazatlán IAP, integrado por mujeres vinculadas con temas de medioambiente. Ellas administraron los recursos de taquilla generados por el Mirador de Cristal y con ese dinero impulsaron acciones de conservación integral y crearon seis programas de cuidado ambiental en el Cerro del Crestón.
Las obras realizadas entre 2017 y 2018 por Quirino también fueron autorizadas por la Semarnat y, al igual que ahora, los trabajos iniciaron sin aviso y con críticas por la omisión de su valor histórico biocultural.
El Patronato se dedicó a investigar, documentar y registrar la biodiversidad de la zona. Así han podido confirmar que, por las características de bosque seco tropical y selva espinosa, propios de climas cálidos, es de los espacios más amenazados del país y del mundo.
Sus investigaciones identificaron que la zona alberga especies enlistadas en la NOM-059-Semarnat-2010, que se refiere a “Especies nativas de México de flora y fauna silvestres-Categorías de riesgo y especificaciones para su inclusión, exclusión o cambio”, entre ellas 14 familias de aves que habitan en la zona, como el Halcón Peregrino (Falco Peregrinus), el más veloz del mundo con categoría de protección especial; el Ostrero Americano (Haematopus palliatus frazari), especie en peligro de extinción. También se halla el Murciélago Vampyrum spectrum, otra especie en riesgo que habita entre grutas y cavernas del cerro.
El Crestón es hábitat de 10 especies de cactáceas, incluidas en la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (CITES), un acuerdo internacional del que México es parte que regula el comercio de especies silvestres y sus productos. La Fabaceae (leguminosa) es una de las tres familias botánicas más diversas y de mayor valor económico en el mundo con presencia en el Crestón. Está el Guayacán (guaiacum coulteri), especie nativa prioritaria en categoría amenazada en la NOM-059-Semarnat-2010. También se halla la presencia de flora usada por algunos locales con fines medicinales. En general, son mil 249 especies las que alberga esta zona.
Para visibilizar esta riqueza, en diciembre de 2023 el Patronato presentó el libro “Cerro del Crestón y Faro de Mazatlán. Patrimonio biocultural”, sobre el valor social, cultural y natural de toda el área y la importancia del espacio para la ciencia.
“No debería haberse autorizado”
Después de seis años de historia, el Patronato anunció en junio pasado su extinción como organización: despidió a 30 trabajadores y entregó las instalaciones a la AsiponaMaz. Decidieron no continuar trabajando en esas nuevas condiciones.
En sus reportes financieros, el Patronato informó que, de 2021 al 17 de junio de 2024, registró la venta de un millón 158 mil 354 boletos para el acceso al Mirador de Cristal, con ingresos totales de 50.4 millones de pesos.
Durante su existencia no recibió recursos públicos. El cobro por el ingreso al Mirador y uso de sanitarios fueron sus fuentes de financiamiento.
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“No podemos permanecer y ser testigos, ni estar en un lugar donde la compatibilidad de nuestro proyecto del Faro Mazatlán, de restauración y conservación, no es compatible con el proyecto de la tirolesa”, valoró Raquel Briseño Dueñas en junio pasado durante una conferencia, cuando aún era presidenta del Patronato Parque Natural El Faro Mazatlán. La ahora expresidenta e investigadora en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, acusó a la Semarnat de omisiones por no reconocer la biodiversidad y permitir la obra en un espacio con riesgo de deslave.
En un manifiesto público, el patronato calificó el proyecto de la tirolesa como depredador, rapaz y carente de respeto ambiental.
En una entrevista reciente para este reportaje, Briseño Dueñas asegura que los cables de la tirolesa que irán del Crestón al Vigía serán un obstáculo para las aves que, eventualmente, tendrán que modificar su ruta de vuelo para evadirlos.
“Legalmente no debería haberse autorizado ese proyecto de tirolesa por la existencia de especies que están en la Norma 059; también el impacto que va a ocasionar a la obstrucción del paisaje. Aquí el paisaje no se está tomando en cuenta, y justo en el sitio donde se está instalado es el punto de observación donde se tiene el espacio libre, y es donde están poniendo el obstáculo”, reclama.
“No es ningún contubernio”
Entrevistado en su oficina sobre el permiso y los cuestionamientos ciudadanos, Ancona Infanzón se ampara en las facultades legales para entregar concesiones y contratos, y asegura que la cuota de pago la fijó el Instituto de Administración y Avalúo de Bienes Nacionales (INDAABIN), esto como respuesta a colectivos ambientalistas y grupos sociales que consideran “absurda” la cuota establecida, incluso, es mucho más baja que la renta de un local comercial en algunas zonas de Mazatlán.
Asegura que el Cerro del Crestón no es área natural protegida y que tampoco conoce algún catálogo oficial de especies en riesgo de esa zona que impidan la obra.
“Cuando llegué aquí ese proyecto ya estaba, ya tenía como siete años y no era el único. No es ningún contubernio, todo se hizo como marca la ley… Todo el mundo habla de ecología, pero ¿quién se ha ocupado del faro?, está lleno de gatos, ahora no tantos; ya no hay pajaritos, ya no hay lagartijas porque se las acabaron los gatos. Que me digan una sola persona en Mazatlán que tenga un programa de reforestación o rehabilitación ecológica del faro, nadie la tiene, el Patronato no se ocupaban de la ecología”, expone.
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Ancona Infanzón afirma que conoce el valor social y simbólico que representa la zona del faro para los mazatlecos, pero su postura es a favor de la tirolesa como producto turístico.
“Aquí está el Crestón”, comenta y apunta con el dedo a su computadora donde tiene un mapa digital de la zona, “son 100 hectáreas. De 100 hectáreas lo único que van a utilizar para la tirolesa son 66 metros cuadrados: yo pregunto qué sería más problemático en un momento dado, ¿lo que ya utilizaba el Mirador de Cristal, que tiene 250 metros, o los 66 metros?, ya hicieron las escaleras, quitaron árboles y son áreas mayores, sin embargo, la gente tiene que entender que para que ese faro lo podamos hacer mejor, se tienen que tener diferentes cosas”.
La obra, promete, no representa privatización del espacio y desestimó las voces ciudadanas que han cuestionado los permisos por considerar un “ecocidio”.
“Nosotros tenemos autoridad de poner diferentes proyectos y contratos… También hablan de gentrificación, eso no tiene nada que ver, nadie vive en el faro, y los turistas si traen dinero es mejor, ¿sabe cuánto dejan los cruceros a Mazatlán?, le dejan entre 40 y 50 millones de dólares al año, y no son para nosotros, no son para ningún empresario en particular… Vamos a tratar que tenga más orden, ni se va a cobrar, ni se va a privatizar”.
Área natural protegida, la esperanza
El biólogo Gildardo Izaguirre, uno de los fundadores del Colectivo Defensa de El Faro, acusa que los permisos para la tirolesa se dieron en un contexto de relaciones de poder entre autoridades y empresarios; en escenario de desventaja y hasta de ninguneo de la ciudadanía.
Izaguirre ha encabezado manifestaciones, conferencias de prensa y ha presentado amparos ante el Juzgado Octavo de Distrito de Mazatlán para detener la obra, pero todos han sido rechazados por presunta falta de interés legítimo.
El 7 de julio pasado lideró la última manifestación pública, esta vez, frente a la sede del Poder Judicial en Olas Altas. Su objetivo, como el de distintos grupos sociales, fue reunir firmas para gestionar al Crestón como área natural protegida, la esperanza para recuperar el territorio público natural.
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“Obvio, todo tiene un impacto”
Se buscó en reiteradas ocasiones al empresario Amado Guzmán, pero no aceptó una entrevista. A cambio, remitió con personal que trabaja en su grupo empresarial para contestar un cuestionario.
En la respuesta se afirmó que son más las personas que están de acuerdo con el proyecto que las que no lo están, que sí trabajan en un programa de mitigación, que aún no tienen proyecciones de precios e ingresos, que los cables no generan un problema paisajístico y que las aves “no modificarán sus rutas migratorias o diarias, más bien sucederá que se van detener a reposar sobre los cables”.
–¿Cuál es su postura sobre la información documentada por investigadores locales y por el Parque Natural Faro Mazatlán que la autorización de la tirolesa no debió haberse dado por Semarnat, ya que el Cerro del Crestón alberga una variedad de especies de flora y fauna enlistada en la NOM-059-Semarnat-2010 por encontrarse en peligro o bajo riesgo?
–La autorización de la tirolesa se dio cumpliendo con todos los lineamientos y reglamentos establecidos, obvio todo tiene un impacto ambiental en alguna medida, pero de eso a realmente estar poniendo en riesgo la flora y la fauna, hay mucha diferencia. Situación que no está sucediendo.
–Ante señalamientos de activistas y algunos grupos sociales que consideran que siendo el empresario promovente una persona con poder pudo haber tenido alguna influencia inadecuada para el otorgamiento del permiso de la tirolesa, ¿cuál es su opinión al respecto?
–Como anteriormente lo comenté, estos permisos nos llevaron entre 4 y 5 años hasta que cumplimos con absolutamente todos los estudios y documentos que nos solicitaron, no hubo ninguna influencia porque todo está completo y conforme a los lineamientos y reglamentación vigente.
La empresa consultora que elaboró el estudio ambiental decidió no declarar al respecto. En la Semarnat Sinaloa se informó que no están facultados para dar entrevistas y tampoco se respondió a las preguntas que se le hicieron llegar por correo electrónico. Además, se buscó a personal de la Secretaría de Marina a través de un correo electrónico con el tema previamente comentado, pero tampoco respondieron.