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El Clausura 2011 fue el último torneo en el que tuvimos oportunidad de ver a un mexicano proclamarse campeón de goleo; seis años son los que han transcurrido desde que Ángel Reyna lograra convertirse en el mejor goleador nacional de la Liga MX, parece una eternidad, ¿verdad?
Otro torneo más ha pasado, y nuevamente es un extranjero el campeón de goleo, bueno en esta ocasión dos: Avilés Hurtado y Mauro Boselli; y como cada campeonato de los últimos años uno vuelve a la misma disyuntiva sobre la ausencia del gol anotado por mexicanos.
Claramente no es culpa del extranjero, él viene a hacer su chamba, a ganarse su lugar, a buscar trascendencia y que su nombre termine opacando a aquel mexicano que no logró por muchas circunstancias ser el objeto del deseo, por ello fue contratado, sabe el objetivo que debe cumplir, porque de no hacerlo regresará a su país sin pena ni gloria.
Víctor Alfonso Guzmán, de Pachuca, fue el único jugador nacional que logró meterse al selecto top ten de la tabla de goleo, ocho anotaciones realizó en este Apertura 2017, sólo a tres de distancia de Hurtado y Boselli.
Sólo un mexicano logró trascender, ¿a qué se debe? es una situación multifactorial, jugadores hay para esa posición , lamentablemente no se les da el tiempo suficiente, al ser una posición crítica e importante en el funcionamiento táctico, al no cumplir a la brevedad orillan a irse por lo más sencillo, traer a un extranjero.
La posición de centro delantero debe ser ocupada por tipos de un carácter un escalón por delante, la calidad debe demostrarse con efectividad y es justo esta última la que hace que el mexicano pase desapercibido. Replantear la posición es importante, pero es todavía más importante que el futbol de la Liga MX y sus actores generales sean lo suficientemente pacientes y conscientes sobre el tiempo que debe brindársele a aquel que nació como un jugador natural en la delantera de cualquier equipo. Equidad en tiempos, eso es lo que se debe trabajar, sólo así podremos evitar la extinción total del goleador mexicano.
