Cada día durante la época de sequía, Silvia Arisbo , una madre de familia de Chitejé de Garabato, Querétaro llevaba un par de cubetas y baldes hasta el manantial más cercano. Luego, con ayuda de sus hijos pequeños, caminaba 45 minutos para llevar agua a casa.

Texto: Cynthia Danae Villalón
Fotos: Cortesía

 

Según el Censo de Población y Vivienda de INEGI , en 2010 41 mil personas usan como abasto pozos, ríos, arroyos en Querétaro, al igual que la familia se Silvia. Ahora, tiene un sistema de recolección y tratamiento de agua en su hogar que ahorra decenas de litros y los guarda por varios meses. El cambio comenzó gracias a Miguel Ángel Torres y Manuel Pérez Cascajares quienes instalan sistemas ecológicos para aprovechar recursos en las comunidades rurales.

Silvia fue una de las primeras mujeres que decidió probar esta tecnología. Entre otros elementos, cuenta con una cisterna ecológica que capta agua de lluvia, la potabiliza y la almacena; un biofiltro que permite reutilizar el agua sucia con un mínimo desperdicio y un sanitario seco, es decir, un baño que no necesita agua. Así ahorra hora y media de camino hacia los mantos acuíferos en las sequías; a diferencia de otras familias.

Captan agua de lluvia en zonas rurales
Captan agua de lluvia en zonas rurales

“No descubrimos el hilo negro, pero estamos atacando los dos principales problemas de las comunidades”, explica Miguel.

Familia Rural Inteligente comenzó hace más de una década cuando Miguel Ángel , maestro en Políticas Públicas por la Universidad de San Luis Potosí, investigó una forma para atacar de raíz dos de las carencias en las comunidades más pobres: la falta de agua y saneamiento derivadas de la migración a las grandes ciudades.

Los habitantes de áreas rurales tienen más probabilidades que los habitantes de zonas urbanas de no tener acceso a agua potable, de acuerdo con el informe Progreso sobre el agua potable y saneamiento 2012 de la UNICEF .

En ese entonces, al trabajar en el gobierno consideraba que el presupuesto era limitado y los programas implementados no estaban mejorando la vida de las personas.

“Las dependencias todos los años tienen un presupuesto para combatir la pobreza, pero veía que en los números que cada año invertimos en eso y siempre se obtienen los mismo resultados, siempre son los mismos programas y no cambia nada ”, recuerda Torres Hernández.

Miguel Ángel creció con sus abuelos campesinos, por lo que siempre estuvo familiarizado con la dinámica del campo, así que investigó una forma para atacar de raíz dos de las carencias en las comunidades más pobres: la falta de agua y saneamiento derivadas de la migración a las grandes ciudades. “La gente se va de las comunidades porque en su tierra no producen, no tienen ingresos y viven en un ambiente desolador”, opina Miguel Ángel.

Captan agua de lluvia en zonas rurales
Captan agua de lluvia en zonas rurales

Con ayuda de Manuel, profesor de la División Ambiental de la Universidad Tecnológica de Querétaro y presidente de la Fundación Latinoamericana para el Agua y la Vivienda Sostenible, decidieron intervenir en las zonas alejadas de la ciudad y capacitar a las comunidades para conseguir sus propios recursos.

Tomaron como inspiración las técnicas del Centro de Desarrollo Agropecuario en Dolores Hidalgo , y el hogar de Miguel Maya , un campesino que tiene un experto en sostenibilidad. Luego enriquecieron las técnicas con sus propias investigaciones

“Me encantó porque esto no es más que el manejo de los recursos naturales desde el hogar ”, comenta el profesor universitario.

Manuel y Miguel comenzaron el proyecto con diez mujeres en la sierra . Ellas aceptaron una cisterna y un techo de captación de agua de lluvia. Los resultados positivos fueron tan buenos que lo llevaron a 140 casas más al año siguiente.

Captan agua de lluvia en zonas rurales
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Las mujeres que cosechan el agua

Desde un inicio las mujeres de la comunidad, madres de familia en su mayoría, se comprometieron con la implementación de las técnicas. Una de ellas fue Sofía, quien ahora se siente orgullosa de su hogar. Hace diez años era un terreno seco, donde sólo crecía una planta, ahora es un pequeño oasis que tiene más de quinientos árboles, dos huertos, varios corrales y un pequeño estanque.

Cuando el proyecto llegó a la comunidad Sofía estaba embarazada de su tercer hijo , tenía depresión y todos los ingresos dependían de su marido que realiza trabajos de albañilería en la Ciudad de Querétaro. Poco a poco comenzó a implementar las ecotecnias para aprovechar el agua de lluvia, volver fértil la tierra de su casa y luego aprendió nuevas técnicas ecológicas que le permitieron producir su propias frutas y verduras.

“Con este modelo la gente construye su propia infraestructura para obtener agua y comida” declara el Miguel Ángel. Gracias a las técnicas ecológicas que Sofía, aprendió, ahora produce amaranto y lo vende en la ciudad.

El biofiltro, por otra parte, recolecta el agua usada para lavar trastes y ropa. Al final del proceso, el líquido reciclado ya no tiene grasa ni jabón y sirve para cultivar plantas y árboles frutales. Está fabricado con una serie de cámaras fabricadas con piedra porosa, arena y tezontle que atrapan la suciedad y mejoran la calidad del líquido.

Captan agua de lluvia en zonas rurales
Captan agua de lluvia en zonas rurales

Aunque las ecotecnias mostraron resultados exitosos, también se enfrentaron a la renuencia de las autoridades. A finales de 2016 la Comisión Nacional del Agua y el IMTA editó el libro Mujeres trabajando por una gestión sustentable del agua en comunidades rurales: Chitejé de Garabato, Querétaro, en el cual se explican los resultados del sistema que han desarrollado las mujeres de la comunidad desde hace varios años. El libro menciona la colaboración de FLAVISE , aunque los nombres de Miguel y Manuel no aparecen.

A pesar de eso en 2018, su proyecto “ Familia Rural Inteligente ” obtuvo el segundo lugar de la categoría Agua, en el Premio Latinoamérica Verde que se llevó a cabo Ecuador y reune a más de 2 mil 700 proyectos a favor del medio ambiente y la sostenibilidad, ellos compitieron contra 500 proyectos en pro de la preservación de los recursos hídricos.

Tras diez años de trabajo en las comunidades ahora, aseguran que han obtenido beneficios sociales además del impacto ambiental positivo . El profesor universitario explica que en estas comunidades es muy común la violencia familiar, sin embargo, la dinámica dentro de una casa se modifica pues disminuye la presión económica.

“El director de la secundaria nos hizo ver algo que no habíamos considerado, notó que este tipo de proyectos ayudan a fortalecer el tejido social. Un niño le platicó que sus padres se peleaban porque no tenían qué comer, ahora que su alimentación está asegurada dejaron de hacerlo. Además, al trabajar de manera conjunta se resuelven los problemas familiares” explica el profesor Pérez Cascajares.

Sofía empezó a producir alimentos hace más de 10 años y ahora cultiva más de 50 plantas distintas que son el principal sustento económico de su familia. El modelo resultó tan bien en su hogar, que el siguiente paso es crear una Escuela Campesina en la que puedan compartir todos sus hallazgos. Desde el punto de vista de los creadores de proyecto, empoderan a las mujeres de las comunidades y promueven que sean partícipes de la toma de decisiones del hogar.

“Cuando la gente del campo fue a las ciudades se perdieron prácticas productivas. Ahí estaba ese saber, vamos a aprovecharlo ”, concluye Miguel.

Captan agua de lluvia en zonas rurales
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