Cuando estamos aprendiendo algo nuevo, en la mayoría de las ocasiones tenemos que estar 100% conscientes de lo que estamos haciendo. Por ejemplo, cuando aprendemos a manejar un coche, vamos muy atentos, al volante, a los pedales, aplanarlos con la fuerza correcta, a nuestro entorno y espacio. Cuando aprendemos a nadar, estamos muy atentos a no hundirnos. Cuando pretendemos intentar andar en bicicleta, nos cuidamos de no caernos, y esta y cualquier otra actividad la aprendemos con mucho enfoque y dedicación, de repetir una y otra vez, hasta que nos salga bien. Hasta llegar al momento en el que ya podemos poner atención a otras cosas, de alguna manera ya nuestro cuerpo reacciona de manera automática a dicha actividad, debido a que todos contamos con una memoria mecánica.
Este proceso es algo hasta biológico que poseemos los seres humanos, la automatización de los procesos que llevamos a cabo con gran frecuencia en nuestra vida diaria, de esa forma es que de pronto salimos de nuestra casa y llegamos a nuestro centro de trabajo, sin estar presentes en todo nuestro camino. Y esto es una manera que usa nuestro cerebro para ayudarnos a aprender o a realizar otras cosas, es como si el cerebro nos ayudará a economizar, y esto está muy bien. Lo que en ocasiones suele no ser tan positivo o aquí sí podría decirse que, hasta negativo, cuando aprendemos y automatizamos pensamientos, emociones y sobre todo conductas erróneas.
Cuando se habla de automatización de pensamientos, es aquí donde entran los prejuicios y estereotipos, y estos están cargados hacia un aspecto negativo. Es una herramienta que utiliza nuestro cerebro para ayudarnos, incluso para salvaguardarnos de algunas situaciones. Si tuvimos una experiencia negativa en el pasado, nuestro cerebro nos pondrá en alerta, porque tal vez se pueda llegar a repetir esa situación.
De esta forma es como no nos damos cuenta, pero vamos repitiendo actitudes y comportamientos en nuestras relaciones presentes. La gran mayoría de las ocasiones esos comportamientos no responden a la relación actual, sino a las relaciones anteriores, y esto también tiene que ver con la automatización.
Como ya lo mencioné, la automatización es una forma natural del cerebro para ayudarnos a hacer más fácil el mundo, pero muchas veces también se equivoca, y nos hace actuar de manera perjudicial para nosotros mismos y para quienes nos rodean. Por lo que, a través de la autorreflexión; ver y hacer las cosas de forma consiente, nos ayudará a ver a todos con una mirada de aprendizaje constante, porque no todas las personas son lo mismo. Todas tiene algo diferente que aportarnos.
La invitación es a siempre estar atentos a nuestro entorno y poder ver con miradas objetivas la vida y no de manera automática, porque de manera automática la vida se nos va, y definitivamente nos podríamos estar perdiendo de conocer verdaderamente a personas maravillosas, de sorprendernos, de nuevas aventuras, de nuevas emociones, De esas cosas gratificantes que nos enaltezcan.
No dejemos que las experiencias del pasado nos lastimen en el presente y que no nos dejen avanzar hacia nuestro futuro. No dejemos de ser esos niños que se sorprenden ante la vida y se maravillan ante lo nuevo. Porque cada persona es una oportunidad, cada experiencia una posibilidad y cada momento es único e irrepetible.
Y tú, ¿cómo vas por la vida, en automático?
Facebook: Yheraldo Martínez
Instagram: yheraldo
Twitter: @yheraldo33