Una vez escuché un chiste muy simpático, ¿te lo cuento? Muy bien (espero hayas dicho que si): se aparece un fantasma es una casa y al aparecer se escucha un estruendoso ruido, era grande y se veía fuerte, además de aterrador, en la esquina del cuarto hay un niño, que solo se le quedaba viendo con ojos de ternura, pero por dentro sentía pavor, sentía él, que temblaba y del pánico no sabia como reaccionar, el fantasma al verlo se sorprende, que el niño no haya gritado o huido, entonces le pregunta el fantasma al niño: “¿te doy miedo?” Y el niño temblado le responde con voz temblorosa; “no, no ya tengo”.

Estoy convencido de que: más que chiste es como la anécdota de la mayoría de las personas, no necesitamos más miedo, por que ya tenemos suficiente. Existen diferentes tipos de miedos a los que como seres humanos estamos expuestos, los cuales de alguna forma categorizamos como justificables y los mentales: el justificable, pueden ser cosas que tienen que ver con lo que salvaguarda nuestra vida, el hecho de adentrarme en una jaula de leones es por demás un miedo justificado, el cruzarme la calle corriendo cuando el transito este demasiado intenso, debe también representar un temor real, porque atenta directamente contra nuestra integridad física.

También existen otros temores que son más mentales, y que muchas veces no tienen que ver precisamente con nuestra realidad: por ejemplo el temor a equivocarnos, el temor al rechazo, miedo a la muerte, a la incertidumbre, a la soledad y los miedos a los daños y prejuicios del que corresponden más a nuestro ego; el miedo de hablar en público.

Esos miedos justificados o no, deberán irse combatiendo, por ejemplo si el miedo es a las alturas, tal vez podamos ir paso a paso enfrentando eso, si el miedo es a hablar en público entonces poco a poco intentemos algunas participaciones donde podamos tener la oportunidad de exponer frente a personas, cada uno tiene sus temores, y cada uno debe de buscar la forma de combatirlos para superarlos y superarnos a nosotros mismos.

El miedo es algo que te va consumiendo poco a poco al grado de dejarte irreconocible, a tal magnitud de convertirte en otra persona totalmente diferente, porque cuando le permitimos que se apodere de nosotros llegará el momento que somos otros totalmente diferentes a los que fuimos.

Hay un ejemplo muy interesante, cuando un elefante pequeño es llevado al circo por primera vez, le ponen una cadena que va amarrada a una de sus patas y una estaca clavada al suelo, para que de esa forma no pueda escaparse, al principio no se acostumbra y jala tan fuerte, pero al final agota todas sus energías que termina vencido y así lo intenta varios días hasta que le queda claro que definitivamente no podrá soltarse, cuando el elefante crece, tiene la fuerza suficiente como para poder liberarse y hasta tumbar el circo entero, pero ni siquiera lo intenta, debido a que el ya tiene registrado que jamás podrá liberarse. La pregunta aquí sería ¿cuál es tu cadena y tu estaca? ¿qué es eso de lo que intentaste liberarte en algún momento y por la edad o falta de experiencia no lo lograste? ¿y si lo intentas hoy? ¿crees que el resultado cambiaria? a lo mejor nos liberaríamos de muchas situaciones que nos tienen anclados a algo, pero como ahora ni siquiera lo intentamos entonces no lo descubriremos a menos que tengamos ese ferviente deseo de querer hacerlo.

Rompamos nuestros propios paradigmas, exploremos en nosotros y preguntémonos ¿qué miedos tendré que superar?

Facebook: Yheraldo Martínez
Instagram: yheraldo
Twitter: @yheraldo33

Google News

TEMAS RELACIONADOS