27/11/2020 |02:10
Redacción El Universal
Pendiente este autorVer perfil

¿Recuerdas la última vez que te aventaste de algún trampolín a una alberca? La gran mayoría de las personas hemos vivido esta experiencia, de aventarnos de algún lado, por ejemplo del bongee, de un salto en paracaídas o simplemente de un trampolín, o tal vez de alguna determinada altura para al final poder caer al agua, una alberca, río o algún lago, el punto aquí, es esa sensación cuando estamos a punto de saltar, como nos emocionamos, nos ponemos nerviosos y por muy valientes y aventados que seamos, siempre al estar parado ahí frente al pequeño precipicio, nos entra algo de miedo, la sensación al ver hacia abajo y ver la altura, por supuesto que provoca algo en nosotros, siempre para lo que nos observan pudiera ser fácil pensar, en ¿por qué no se avienta? Incluso nosotros cuando hemos estado de espectadores podemos llegar a pensar lo mismo, pero cuando somos los que nos vamos a aventar, ahí ya es diferente, por que las sensaciones ya no las estamos solo viendo, sino que las estamos sintiendo, y tal vez sentimos cierta excitación, emoción, nervios, miedo, entre muchas otras cosas, solemos doblar un poco nuestras rodillas para tomar la fuerza y lanzarnos, siempre momentos antes, hay un cúmulo de emociones, pero una vez que logras vencer el miedo, te decides y te lanzas, algunos tal vez opten por cerrar los ojos mientras caen, otros preferimos llevarlos bien abiertos y poder sentir ese viento de frente mientras caemos, solo son unos muy pocos segundos en los que transcurre la experiencia, ya que caemos al agua y salimos de ella, nos damos cuenta de que tal vez exageramos un poco con todo lo que sentíamos antes, que fue una buena experiencia y una interesante sensación, pero al final somos nosotros los que decidimos lanzarnos o no.

Lo mismo sucede con las decisiones de la vida, existen estudios que afirman que diario tomamos cerca de 35 mil decisiones, desde lo que vamos a comer, la ropa que vamos a usar y demás cosas cotidianas, pero las decisiones importantes son pocas y se dan de manera permanente en nuestra vida; desde el planteamiento de situaciones, como ¿en qué secundaria o colegio estudiar? después ¿qué carrera tomar? ¿qué estudios de posgrado seguir? si ese es nuestro deseo ¿con quien tener una relación? Después, tal vez ¿con quien decidir formar una familia, casarnos, vivir en pareja? ¿formar un negocio? ¿en qué empresa trabajar? Son considero mucho menos que las 35 mil decisiones diarias, pero estas son de suma trascendencia para nosotros.

Una vez que nos hemos decidido por algo, puede pasar, por muy bien que nos este yendo con ello, que no nos este gustando y esta bien cambiar de opinión, hay una frase interesante que nos dice: “es de humanos equivocarse, pero de sabios corregirse”, y no puede haber más verdad en ello, cualquiera que haya sido nuestra decisión, si no es como yo pensaba, si no es lo que yo creía, o por alguna razón en algún momento algo cambio, por supuesto que podemos rectificar y volver a elegir otro camino, con esto no quiero decir que uno debe de darse por vencido a la primera, pero debemos ser consientes y entender que hay batallas que no vale la pena enfrentar.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

En lo personal, yo siempre me planteo los escenarios posibles, en los que me decido por una u otra opción o incluso más, porque la vida no siempre es blanco y negro, eso nos ayudaría mucho, al final las posibilidades son infinitas, pero antes de esto, siempre me planteo la pregunta ¿qué “hubiera” me pesará más? es decir, siempre cuestión mi decisión a tomar, si me decido por esto y no por aquello, en los seres humanos es muy natural, llegar a sentir “¿y si lo hubiera intentado?” por eso siempre he pensado que “él hubiera” si existe, pero solo para atormentarnos. Entonces en ocasiones así me logro decidir por el “hubiera” que más pienso que me va a llegar a pesar, entonces quiere decir que ahí es donde verdaderamente quiero intentarlo.

Al final la vida es efímera, y todos tenemos un registro de cuando empieza, pero no cuando termina, no sabemos si será en algunas décadas, en algunos años, o pudiera ser hoy, así que no tardes tanto en la orilla del precipicio con los nervios y todas las emociones encontradas que están dentro de ti, así como cuando te lanzaste al agua, así lánzate a la vida. ¿Cómo ves? ¿te avientas?

Facebook: Yheraldo Martínez
Instagram: yheraldo
Twitter: @yheraldo33