El filósofo Aristóteles nos indicaba que el ser humano es un ser sociable por naturaleza, pero la misma interacción con otros seres humanos es lo que nos puede causar las más grandes dichas y, a su vez, los más grandes sufrimientos a las personas. No se trata de una idea radicalizada de las condiciones de convivencia de la sociedad, sino de responder a la naturaleza misma de socialización de los seres humanos.

Todos los días mantenemos comunicación con nuestro entorno, incluso cuando se busca no comunicar en realidad se está comunicando también. Hay investigaciones de prestigiosas universidades que afirman que 8 de cada 10 problemas que ocurren en toda la sociedad, tienen que ver con problemas de comunicación de alguna u otra forma, en lo escolar, en lo laboral, en lo familiar, en pareja e incluso en el círculo de amistad.

Es decir, que, a pesar de tener la necesidad de estar en sociedad, también este mismo aspecto es el creador de tantos conflictos entre los seres humanos. Y podríamos hablar sobre los diálogos diplomáticos y los problemas de Estado que ocurren en el mundo y las tantas guerras que han existido, es hay por qué los jefes de Estado no se ponen de acuerdo, o no hay un entendimiento adecuado.

Pero principalmente deberíamos enfocarnos en los problemas que tú y yo podríamos llegar a tener, en lo que está a nuestro alcance, nuestra familia, nuestros compañeros de escuela o de trabajo, amigos, socios, vecinos…

No se trata de decir siempre lo que uno piensa y como lo piensa, pero sí de pensar definitivamente lo que uno dice, entender que nuestras palabras siempre pueden impactar de alguna forma a quienes las escuchan, y si somos conscientes, debemos de buscar que decimos y pensamos impacte de manera positiva en las personas que están a nuestro alrededor. Siempre es bueno pasar por un filtro los mensajes que daremos a las demás personas, ¿las palabras que voy a usar son tan buenas que me nutrirían o me envenenarían?

Muchas veces nos vamos a excusar en el hecho de que somos o pretendemos ser personas demasiado sinceras y siempre expresaremos de manera explícita lo que llego a creer u opinar sobre algo o alguien. Esto muchas veces es una excusa para no hacernos responsables de lo que decimos o como nos dirigimos a quienes nos rodean. De esa manera, si mis palabras lastiman, yo no soy el responsable de ello, debido a que yo siempre digo lo que pienso. O por lo menos es una manera de excusarnos a nosotros mismos.

Sin duda nosotros somos responsables de lo que expresamos y también de los efectos que pueda tener en la otra persona, si nosotros nos hacemos responsables de estas dos cosas en su justa medida, tal vez al mundo le pudiéramos estar aportando un poco de amabilidad y no sé tú, pero yo si considero que le hace falta.

La adecuada comunicación es la clave de todo, para establecer buenas relaciones en todos los sentidos, sin olvidar que por algún motivo tenemos dos oídos y una boca, tendríamos que aprender a escuchar más.

La invitación de manera muy respetuosa es estar en búsqueda de una sana comunicación hacia los demás, pero también hacia nosotros mismos, debido a que en la medida que podamos entender, de esa manera también nos ayudará a entender a los demás. Podríamos aplicar esa frase en toda su extensión, en toda su extensión: “háblale a los demás como te gustaría que te hablaran a ti”.

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