Somos una especie bastante insatisfecha, y dicha insatisfacción, se traduce en los mayores males de la humanidad, como guerras y enfrentamientos bélicos, sin olvidar la hambruna, entre otros más, ya que son provocados por un sector de la población que acaparamos lo más que podemos, olvidándonos de los demás.

Es importante tener en cuenta el aspecto individual; pugnas entre nuestros semejantes, separaciones familiares, se desasen relaciones de toda índole de muchos años, con algo, aparentemente, bastante insignificante, y si nos vamos más adentro; ansiedad, depresión, dependencia emocional, personalidad obsesivo-compulsiva, narcisista, paranoia entre otros muchos más.

Todo esto provocado, por muchas cosas, como miedo al futuro, la reinterpretación de nuestro pasado, y viendo de manera distorsionada nuestro presente. En una búsqueda constante de moldearnos, en todos los sentidos, a lo que consideramos socialmente aceptable: nuestro cuerpo, por ejemplo, lo queremos cambiar a un aspecto que consideramos bello para nosotros, aunque eso se refiera cambiar abruptamente lo que somos.

No hay aceptación de lo que vemos en nosotros y de lo que somos, tal parece que el vivir en sociedad nos ha inclinado por estar en un comparativo constante y una lucha por siempre estar a la “moda”, tratando de ser parte de los cánones de belleza estandarizados por los medios masivos, y vivimos en una perpetua contradicción; buscando siempre ser diferentes, pero al mismo tiempo siendo tan iguales, cuanta ironía se encuentra en ello. Hablo del aspecto físico por solo mencionar uno de los muchos aspectos que vivimos, porque la cultura de la mayoría atropella a esos seres con locura que aún quedamos.

Valores morales estandarizados, rituales espirituales aceptados, pensamiento uniforme… todo aquello que contribuya para mantener un «orden establecido». Pero como siempre digo, los problemas del mundo tú y yo, definitivamente, no los vamos a poder solucionar, pero los problemas que está a nuestro alcance, por favor, esa es tarea de cada quien.

Lo único que nos queda como individuos, es fomentar en nosotros el pensamiento crítico, en tratar de ver el mundo más allá de nuestros ojos y tratar de entender un poco a los demás. Fomentar en nosotros la lectura, los debates pacíficos, ese contraste de ideas de manera respetuosa, convivir con personas que piensan muy diferente a nosotros, siempre respetando la forma de pensar de cada uno por distinta que sea; otra cultura, otra religión, solo así se fortalecerá nuestra cosmovisión del mundo.

Hagamos uso de manera responsable de la tecnología que se encuentra al alcance de nuestra mano y lo digo, literalmente, con la posibilidad de tener contacto con personas del

otro lado del mundo, pero sin permitirnos ver más allá de lo que somos. Tenemos la oportunidad de ser casi omnipresentes y a la vez tan lejos de ser empáticos con los que tenemos a lado.

Tenemos tanto a nuestro alcance y a la vez estamos bastante insatisfechos, eso nos debe dar a entender que tal vez no es lo que podamos llegar a poseer de manera material, todo eso que llegamos a ver. Si no lo que podamos cultivar adentro de nosotros, todo aquello que podemos sentir, el estudio de nosotros mismos, el entendimiento de lo que somos.

Podremos ser una especie bastante avanzada en ciencia y tecnológica, pero en el fondo somos seres con las necesidades más esenciales, y no sé ustedes, pero por lo menos yo, creo firmemente que lo que requerimos solo es; ese abrazo de mamá, ese consejo de papá, ese momento con el amigo, esa sonrisa con la amiga, esa caricia con tu pareja, ese momento contigo en el que tienes el sentido de la dignidad cumplida… al final, estas pequeñas, pero extraordinarias cosas, es lo que nos hace humanidad.

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