En alguna ocasión escuché: “cuando la perseverancia se vuelve terquedad”, pero justo hoy me cuestiono algo que probablemente también ha pasado por tu mente: ¿cuántas veces tenemos que intentarlo?

Conozco una historia visual protagonizada por un hombre que está buscando un tesoro y durante largo tiempo escarba con gran esfuerzo, pero, después de tantos años, no encontraba dicho tesoro. Tiempo después alguien le dice que continúe, pues tal vez esté a solo un metro de encontrarlo, y este hombre a pesar de sus 35 años de vida sigue hurgando, durante 10 años más, a punto de darse por vencido de nueva cuenta, alguna otra persona lo motivó para que siguiera en esa épica búsqueda; llegados sus 70 años, este guerrero por fin dio con él, ese tesoro por el cual emprendió una ardua búsqueda, acto seguido: murió.

Esto queda a la interpretación de cada uno de nosotros, algunos podrían decir que por lo menos al final encontró lo que quería, hay quien discuta eso y mencione, que sí, pero no lo disfrutó, otros pudiesen decir que pudo haber intentado en otro lado, tal vez habría encontrado su tesoro más rápido. En fin, como mencioné, ya se queda a interpretaciones de cada uno.

Cada persona podría dar su crítica con base en esta historia, nada más que ahí hablamos de tesoro, algo muy gráfico, pero para cada uno de nosotros el tesoro puede representar algo distinto, para alguno, el tesoro podría ser el amor, de igual forma pasamos el resto de nuestras vidas con la misma persona esperando encontrar al verdadero amor y resulta que no lo vemos nunca, al final solo nos queda la fe, esa certeza de lo que se espera y convicción de lo que no se ve.

Algunos otros, conciben su tesoro como esa pasión por el trabajo que realizan, aunque al pasar los años podrían darse cuenta de que no era eso lo que en verdad deseaban, y lo peor será saber que lo supieron, pues seguro fue algo que sintieron, que su sexto sentido los alertó, pero no hicieron caso a lo que ellos mismos se dijeron. Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír, yo creo que no hay peor sordo que aquel que no quiere oírse a sí mismo.

El tesoro puede representar diferentes cosas para cada uno de nosotros, lo importante es siempre identificar a través de la autorreflexión y el autoanálisis, ¿hasta dónde estamos dispuestos a intentarlo? ¿Cuántos años tienen que pasar para saber qué funciona y que no?, si este negocio no funciona, ¿intentaremos otra cosa? ¿Cuántos meses tendrán que pasar, para saber que si esta relación no funciona? La tenemos que dejar, y me refiero a todo tipo de relaciones, de socios en los negocios, de amor, de amistad, de lo que sea.

Podría parecer contradictorio el decir hasta dónde debemos detenerlos y apostar todo cuando queremos algo, pero no es así, por eso menciono la importancia de ponderar, para saber hasta dónde estamos dispuestos a llegar con tal de conseguir aquello que deseamos, lo más importante es siempre tener un estándar muy claro y por ejemplo, que nada pase sobre nosotros mismos, que nada de lo que tengamos que hacer, pase sobre nosotros, de nuestros valores, y dije “nuestros”, los de nosotros, los que tanto tú como yo hemos concebido y elegido, no los que nos han impuesto. Si llegas a estar en esa disyuntiva, pregúntate: ¿vale la pena la manera en la que conseguiré esto que hago? Porque definitivamente hay cosas que ni siquiera se deben pensar a la hora de sacrificar, por ejemplo: las personas que verdaderamente amamos y nos aman, quienes han estado con nosotros.

Tengamos sumamente claro lo que queremos y a cambio de qué lo vamos a conseguir. ¿Cómo ves, le seguimos?

 
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