“La gente te pregunta si te recibiste, si te casaste, si viajaste, si tuviste hijos... Como si la vida fuera una lista de supermercado. Nadie te pregunta si eres feliz”… Esta fue una imagen de esas que rondan por las redes sociales, que leí hace ya varios años, me di cuenta que tenía mucha razón esa frase, ya que la gente cuando se reencuentra después de muchos años de no verse, se realizan esas preguntas e inconscientemente me percaté que yo realizaba las mismas, así que decidí, cambiar todas esas cuestiones, por la más importante: “¿eres feliz?”. Empezó a resultar gracioso para mí, al ver la reacción de la gente cuando la escuchaba y su forma de mirarme era aún más cómica, muy pocas personas pueden responder, de manera consiente esa pregunta.

Pero en fin, ya que estamos hablando de esto, ¿cuántos de los objetivos que tenías has cumplido? Siempre es muy importante definir ¿qué es lo que yo quiero? y ¿qué es lo que los demás sembraron en mí que debo hacer? En este caso son más nuestros padres, muchos de los cuales, esperan que terminemos nuestra carrera profesional, que tengamos un buen empleo con buenas prestaciones, dependiendo de la edad que cada uno tengamos, pues podrán ya estar esperando que nos casemos y tengamos hijos, formemos una familia y seamos personas de bien (lo que sea que eso signifique para cada uno) entre otras cosas.

En definitiva lo hacen con la mejor intención de vernos en plenitud, pero eso si, siempre con el enfoque que ellos tienen, es decir en la medida que se vean que vamos cumpliendo las expectativas del común denominador de las personas, será directamente proporcional con la tranquilidad que ellos posean sobre nosotros. En general eso no es malo, lo erróneo considero yo, se encuentra, en nunca cuestionarnos a nosotros mismos, si eso que ellos con todo su amor nos sugieren, es lo que queremos o nosotros deseamos otra algo diferente.

Siento que la vida se convirtió de verdad en una lista que tienes que ir palomeando según vas cumpliendo con ello, es decir; para los 25 años, ya tendríamos que tener una carrera terminada y si se puede hasta una maestría, una relación estable y pensar en boda, después de eso, para los 30 ya tendríamos que tener un bebe y si se pudiera una parejita, ahora en estos tiempos se habla mucho de emprendimiento, que algunos dicen que si para los 40 años, no formaste tu propio negocio, ya no fuiste exitoso.

La sociedad nos ha impuesto metas, que en algún momento nosotros nos creímos, y las vamos cumpliendo, y lo más interesante de cumplirlas es detenerte un momento y preguntarte ¿esto me hace feliz? Pero sin auto engañarnos, porque solemos hacerlo para no profundizar más, ¿soy feliz? Lamentablemente para muchos la respuesta es: no, pero como es esto posible, si tengo lo que muchos quieren, lo que quería y gracias a mi esfuerzo lo he obtenido y aun así no tengo esa felicidad que me prometieron. ¿Realmente lo que tienes ahora, es lo que querías o es lo que te dijeron que deberías tener?

No generalizo, hay quien si se pueda sentir muy bien con lo que tiene, y con lo que la sociedad le demandó, y está bien no hay problema, no hay nada de malo en ello, la situación es para los que no. Considero que hay demasiada presión social, si llegas a cierta edad y aún no te has casado, te dicen que ya se te está pasando el tren, incluso hasta te pueden cuestionar sobre tu orientación sexual, sobre todo la familia, o algún “pertinente” amigo.

Pero todo eso no tiene por que ser excusa, y que nosotros sucumbamos ante esta presión social o familiar, porque es ahí donde se cometen muchos errores, podemos obtener esos trabajos “seguros”, que no queremos pero nos dan estabilidad, podemos tener relaciones con las personas equivocadas, o tomar decisiones de forma apresurada, por querer cumplir con los estándares establecidos y las edades correspondientes. Siempre tiene que prevalecer en nosotros la gran pregunta: ¿qué es lo que quiero para mí? Y si lo que tenemos en este momento no es la respuesta, pues entonces apeguémonos a ese derecho universal de buscar nuestra felicidad, lo que sea eso signifique para nosotros mismos. Y tu ¿cuántas cosas llevas palomeadas en tu lista?

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