Zenón de Citio afirmó, que es imperativo que se aplique una mayor escucha y por ende habrá una mejor comunicación, lo cual explica la necesidad de contar con dos orejas y una boca; dos por uno, la fórmula es escuchar mucho más de lo que hablamos. Es verdad que las personas experimentamos una gran necesidad de ser escuchadas, y que frecuentemente nos encontramos en presencia de otros individuos, en la búsqueda de que nos presten atención.

Tenemos la plena urgencia de que nuestras palabras sean escuchadas por aquellos que nos rodean. Sin embargo, existe una contradicción en ello, ya que, por un lado, no escuchamos a quienes tenemos a nuestro alrededor, y, por otro, esperamos algo que nosotros no ofrecemos, lo cual se va haciendo un círculo vicioso donde no recibo pero tampoco ofrezco.

Se dice que no hay peor sordo que el que no quiere oír, yo pienso que no hay peor sordo que el que no quiere oírse a sí mismo. Somos sordos por lo que nos dice nuestro cuerpo, no escuchamos nuestras emociones, no atendemos a nuestros sentimientos, no queremos escuchar nuestros pensamientos, preferimos escuchar el ruido del mundo para que todo lo anterior pueda ser silenciado. Nos mantenemos en nuestra zona de confort, aunque sea incómodo, optamos por no acudir a ese llamado cambio, transformación personal, ya que únicamente atendemos el llamado del miedo.

Lo he dicho y lo creo de manera firme: "como es dentro, es fuera", por lo que si no tenemos la capacidad de escucharnos a nosotros mismos, tampoco tendremos la capacidad de brindarle la atención a quienes amamos. Por algún motivo, hemos adquirido la habilidad de escuchar con el propósito de responder y no comprender.

Si no somos capaces de escucharnos a nosotros mismos, tampoco tendremos esa capacidad de brindarle la atención a quienes nos rodean, por mucho que sintamos que los amamos. Al final de cuentas, solo podemos ofrecer lo que hay dentro de nosotros, por eso es importante cultivarse por dentro, el autoconocimiento y la reflexión. Primero para identificar quiénes somos, y segundo para encontrar el lugar que pretendemos dentro de este mundo.

Se dice que el verdadero cambio procede de adentro hacia fuera, y esto no lo discuto, pero también es obvio que podría ser de gran ayuda el exterior, si aprendiéramos a escuchar lo que las experiencias de los demás nos dicen, nos estaríamos evitando muchos sin sabores. La empatía es la habilidad que posee una persona para comprender las emociones y sentimientos de los demás, basado en la identificación del otro como una persona similar, es decir, como un individuo similar con una mente propia. Por esta razón, resulta esencial para la existencia de una sociedad. Sin embargo, resultaría crucial adquirir la habilidad de cultivar la empatía con nosotros mismos.

Se debe intensificar la capacidad de escuchar a los demás y escucharnos a nosotros mismos. Prestemos toda nuestra atención a quien nos hablan, y no juzguemos sus palabras, ni lo que nos comparten, seamos más empáticos, sobre todo cuando alguien recurre a nosotros para compartirnos sus problemas. Es ahí donde encuentra el secreto de ser o no un verdadero amigo, no juzguemos, solo escuchemos para comprender, démosles toda nuestra atención a quien nos abre su ser, es ahí donde podríamos abrir nuestro corazón para convertirnos en un refugio para los demás, ese sería el mejor regalo que podamos nosotros otorgar y a la vez otorgarnos también.

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