Nos hemos hecho demasiado dependientes de nuestro celular: lo usamos para lo personal, lo laboral, con fines de estudio, de juego, a tal punto que pareciera una extensión de nosotros. Debido a que lo manejamos constantemente, es tan normal andar buscando continuamente donde poder conectarlo para que recargue la batería, y de esa manera no quedarnos sin la posibilidad de seguir utilizándolo.
Y tú, ¿qué haces para recargarte? ¿De qué manera logras recargar tus fuerzas? En el caso del celular básicamente es conectarlo a una fuente de energía que logre recargar el aparato, en tu caso, ¿qué es lo que a ti te llena de fortaleza cada que lo necesitas?
La energía en nosotros se puede recargar de diferentes maneras; una de ellas y tal vez la más importante para muchos, es buscando momentos significativos con nuestros seres amados. Tener esos instantes de calidad con ellos, donde por supuesto uno se pone al día, se comparte lo más íntimo de nosotros y siempre es bueno tener esas charlas que nos llenan de vitalidad, y se convierten esas pláticas en una carga de batería para nosotros.
Hay quien prefiera recargarse, a través de la práctica de algún deporte o actividad física: caminar, correr, practicar yoga, ir al gimnasio, ya sea que lo hagamos en la mañana antes de empezar nuestras actividades, o al final del día. Lo fundamental es que sea un momento íntimo con nosotros en el que vamos reconociendo nuestro cuerpo y por supuesto fortaleciendo también nuestro espíritu.
La lectura de un buen libro, de esos que nos hacen desconectarnos de nuestro mundo y nos conectamos a la historia que estamos leyendo; reímos, lloramos, nos emocionamos, nos asustamos… Leer nos ayuda a vivir un sin fin de emociones, y en ocasiones la lectura se convierte en una conversación tan íntima con los autores, que algunos se logran convertir en grandes maestros de alguna área del conocimiento o de la vida misma.
También podemos ver una película, regalarnos el tiempo de ver uno o varios capítulos de nuestra serie favorita, esa podría ser una manera de recargar, hay quien guste simplemente echarse una siesta, o dormir sus horas adecuadas. Puede ser que tú prefieras orar, meditar, hablar con Dios, ir a congregarte en donde hablen de la religión que tú profeses.
Tal vez, tú seas de esos amantes de la naturaleza, te gusta subir cerros, el senderismo, escalar, ir a los ríos, playa y un gran etcétera. A veces solo con que disfrutemos de nuestro platillo o bebida que más nos gusta. Atrevámonos a comer de nuestro postre favorito, ese gusto culposo que algunos le entramos demasiado a tal grado que nuestro cuerpo no nos ayuda a ocultarlo.
Por supuesto que todo es válido, y pueden existir miles de maneras distintas en que cada uno de nosotros logremos recargar nuestra batería. Lo realmente significativo es identificarla, realizarla, y entregarnos por completo a ese momento y que valga cada segundo transcurrido en lo que hago aquello que tanto me llena de vida, siempre y cuando nos ayude a recargarnos, desconectarnos de la rutina y nos llene de energía y vitalidad.
Vivimos pensando que el éxito es lograr lo que la sociedad nos dice que es éxito, y no hacer lo que nosotros queremos hacer. Es momento de buscar nuestro propio camino, ese del que no nos podemos equivocar porque es solo nuestro. Vivimos constantemente buscando recargar nuestro celular, ahora enfoquémonos en buscar como recargarnos a nosotros mismos y créeme cuando te digo, que no hay recetas.
Y tú, ¿cada cuando buscas recargarte de energía?, ¿te recargas el tiempo suficiente?, y sobre todo, ¿cómo te recargas?
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