Uno de los fenómenos que caracterizan este siglo es el de la movilidad humana. Es por lo que, teniendo en cuenta los niveles sin precedente de la migración en todo el mundo y el interés de la comunidad internacional en proteger de manera efectiva sus derechos humanos, asegurando su pleno respeto, las Naciones Unidas proclamaron el 18 de diciembre Día Internacional del Migrante.
Además de su crecimiento, en la actualidad la migración ha adoptado otros patrones de movilidad, influidos por la problemática y particularidades propias de cada región que, en todo caso, impactan y enfrentan a los países de tránsito o destino a nuevos retos.
Este es el caso de nuestro país que, por una parte, encara la migración internacional México-Centroamérica, cada vez mayor y más compleja, observando cambios en la composición de los flujos de personas en situación migratoria irregular, motivado por los escenarios políticos, sociales y económicos que predominan en los países de origen, incrementando, por ejemplo, la migración de niñas, niños y adolescentes.
Por otro lado, su vecindad con los Estados Unidos de Norteamérica, el principal país receptor de migrantes, lo convierte en parte importante del corredor migratorio más transitado en el planeta y en territorio de origen y retorno de personas trabajadoras migrantes de origen nacional y sus familias y, cada vez, más de tránsito de personas en situación de movilidad humana de países diversos, que buscan ingresar a territorio de nuestro vecino país. De hecho, México se ha convertido en uno de los principales países de origen de personas migrantes internacionales. Según reporta la Organización Internacional para las Migraciones entre 2000 y 2020, esta población aumentó en un 123%.
La misma organización precisa que en 2022 se alcanzaron niveles sin precedentes de personas migrantes provenientes de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia, Ecuador y Haití, así como de países de África, Asia y Europa, entre los que viajan un número importante de mujeres, algunas de ellas embarazadas o lactantes; niñas, niños y adolescentes, algunos no acompañados; entre otras personas más, lo que significó un aumento del 44% en comparación con el año 2021.
Son muchas las problemáticas que enfrentan las personas migrantes. Hablamos de personas que se ven obligadas a abandonar su país de origen por motivo de guerras, de violencia e inseguridad, de exclusión social y pobreza, desastres naturales debidos al cambio climático, entre otras causas, haciendo frente a múltiples obstáculos como precariedad económica, violencia y discriminación, e inseguridad.
Entre 2016 y febrero de este 2023, al día 2.19 personas migrantes irregulares han sido víctimas de algún crimen, en su paso por el país.
De acuerdo con la información registrada en las estaciones migratorias, a lo largo de los 2 mil 616 días que comprendió el periodo señalado, un total de 5 mil 745 personas declararon haber sido víctimas de algún delito en territorio mexicano, con una incidencia mayor tratándose del delito de robo, que fue señalado por 2 mil 697 de las víctimas (46.9%) y, en segundo lugar, el tráfico ilícito de migrantes, que fue denunciado en 1,861 ocasiones (32.3%); mientras que, el secuestro, ocupó el tercer lugar de incidencia, con 551 registros (9.5% del total).
De ahí que uno de los retos más importantes que tienen los países –sobre todo de tránsito y destino como el nuestro– es precisamente salvaguardar los derechos humanos de las personas migrantes, considerando desde luego las múltiples vulnerabilidades y la atención a sus necesidades básicas.
Toda acción o determinación de las autoridades, debe tener como eje transversal que la rija, el respeto a los derechos humanos, en los que subyace el respeto a la dignidad de la persona.
Salir, caminar, moverme, huir; solo buscando mis sueños, mis derechos, mis oportunidades y, en ello, no encontrar la muerte.