Las niñas, niños y adolescentes son nuestra prioridad.
En noviembre de 2019, durante la 40ª reunión de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Francia, Marruecos y México propusieron proclamar un día internacional contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso,el que a partir de 2020 se conmemora, el primer jueves de noviembre, con el propósito de visibilizar la magnitud y graves consecuencias de estos fenómenos, así como promover una cultura de respeto de los derechos de los alumnos y de tolerancia cero hacia la violencia.
El Informe Ocultos a Plena Luz de UNICEF, publicado en 2019, sostiene que, a nivel mundial, al menos uno de cada tres estudiantes de entre 13 y 15 años padece acoso escolar.
De acuerdo con información de la organización internacional Bullying sin Fronteras, en México 7 de cada 10 alumnos de primaria y secundaria han sido víctimas de acoso escolar.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en diversas encuestas, con datos a 2021, ofrece información que revela la vulnerabilidad de niñas, niños y adolescentes en el ámbito escolar. Precisa que, a mayor nivel de escolaridad, mayor es la prevalencia de la violencia contra las mujeres; que la violencia psicológica es la más recurrente, seguida de la sexual, y que en la educación media superior es donde las mujeres experimentan mayor violencia. En cuanto a las personas agresoras mencionadas por las mujeres, se destaca a los compañeros con un 43.4% y compañeras 13.6%.
En otro rubro reporta que, de la población de niñas y niños de 9 a 11 años, 17.2% declaró haber sido víctima de burlas en la escuela en los últimos 12 meses, o recibió apodos que no le gustaban u ofendían, seguido de 11.4% que manifestó que le rechazaron o le pusieron en su contra a compañeras o compañeros.
En materia de ciberacoso, señala que 1 millón 261 mil 855 personas de 12 años y más fueron víctimas de ciberacoso por parte de un compañero o compañera de clase durante el 2022.
Datos alarmantes y reveladores de la dimensión del problema que tenemos por delante. A lo largo del tiempo han existido niñas, niños y adolescentes que se destacaban por “molestar” a compañeras o compañeros en la escuela. Sin embargo, es hasta años recientes en que esas conductas se han definido claramente como lo que son, actos de violencia que incluyen la violencia física, psicológica o sexual, el acoso escolar y el ciberacoso. Y no es exagerado decir que puede llegar hasta la muerte de la persona acosada, como los recientes casos que hemos conocido a través de las redes y medios de comunicación.
La violencia escolar produce severas consecuencias para la persona agredida, tanto como para la agresora y para todo el entorno escolar. Afecta la salud física y emocional de la víctima; su aprendizaje y rendimiento escolar, incluso puede provocar la deserción escolar y hasta el suicidio de la víctima.
Las escuelas deben ser espacios seguros en el que niñas, niños y adolescentes puedan desarrollar su potencial, forjar su carácter, bajo un entendimiento de pleno respeto a los derechos de todas las personas, aprender a dar solución a sus conflictos a partir del diálogo y la tolerancia, donde la violencia no tenga cabida.
En la familia, en las escuelas, en nuestras comunidades debemos estar alerta para detectar si una niña, niño o adolescente está siendo víctima de violencia o la está ejerciendo, prevenir es una de las mejores herramientas si queremos formar ciudadanos que tengan como regla el respeto a los derechos de toda persona y romper el círculo de violencia que domina en nuestra sociedad.
Crecer en un ambiente libre de violencia es construir un futuro en libertad y sin miedo.