“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”

-Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos humanos.

Este año 2023 se conmemora el 75 aniversario de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada el 10 de diciembre de 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (UN), fecha que cada año conmemoramos como el Día de los Derechos Humanos.

La Declaración reafirma el compromiso de los 193 países que integran las UN con los derechos humanos fundamentales de todas las personas, marcando un hito tras las atrocidades que se atestiguaron durante la Segunda Guerra Mundial, al precisar que la libertad, la justicia y la paz descansan en el reconocimiento a la dignidad e iguales derechos de las personas.

Su fuerza y valía radican en ser producto del consenso alcanzado por las delegaciones de la recién constituida Organización de las Naciones Unidas para reconocer y proteger los derechos y libertades fundamentales de los seres humanos, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica o nacimiento.

La Declaración es fuente de inspiración de todos los tratados y convenciones internacionales en materia de derechos humanos, constituyendo todo un andamiaje normativo que ha incidido en los sistemas jurídicos de muchos Estados, incluido el nuestro.

En este 75 aniversario de la Declaración, no olvidamos la aportación de destacadas mujeres que participaron en su concepción. En primer término, la señora Eleanor Roosevelt, de Estados Unidos, quien con una gran sensibilidad presidió el Comité de Redacción, logrando integrar a todas las culturas ahí representadas y garantizando la universalidad en la redacción.

Junto a ella Hansa Metha, de la India, ferviente luchadora por los derechos de la mujer. Su participación consistió en haber realizado un cambio significativo en el lenguaje del Artículo 1. de la Declaración, al sustituir la frase “Todos los hombres nacen libres e iguales” por “Todos los seres humanos nacen libres e iguales”.

Así también Minerva Bernardino, de República Dominicana, que entre otros cambios promovió la incorporación de la frase “igualdad de hombres y mujeres” en el preámbulo, otro cambio sin duda de la mayor trascendencia. Además, fue una de las responsables de la creación de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas.

La convicción y fuerza en la labor que con gran talento desarrollaron en aquellos años en los que todavía, en la gran mayoría de países, la mujer carecía de la ciudadanía, es un legado que debe continuar inspirándonos.

También este aniversario ha de renovar nuestra fe en alcanzar la dignidad en las vidas de todas las personas. Eleanor Roosevelt una vez dijo: “El futuro pertenece a quien cree en la belleza de sus sueños”, hagamos el sueño una realidad, sumemos esfuerzos en la construcción de un mundo más justo, en el que prevalezca la paz, en el que se promueva el progreso social, sobre la base del respeto a los derechos humanos, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, como se postula en el Preámbulo de la Declaración.

Debemos luchar por la plena efectividad de los derechos humanos para todas las personas, especialmente para aquellas de los sectores de la población que sufren mayores desventajas, para quienes el disfrute de los derechos más básicos parece algo inalcanzable.

Las normas que reconocen y protegen los derechos humanos no pueden ser letra muerta para muchos y una realidad vigente para unos pocos. Los derechos humanos, deben ser todos los derechos para todos los humanos.

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