La salida de Alfonso Romo como Jefe de la Oficina de la Presidencia, la entrada de Tatiana Clouthier a la Secretaría de de Economía, la llegada a la dirigencia de Coparmex de José Medina Mora, las reformas a la ley de pensiones, del outsourcing, de la mariguana, las elecciones de 2021, la llegada de Biden a la presidencia, Greta Thunberg, las “benditas redes sociales” y hasta el “bendito” whatsapp, son solo algunos de los hechos que modifican un entorno, cada vez más complicado, que deben conocer y sortear, ya no solo las grandes empresas, sino también las medianas y hasta las pequeñas.
Las áreas de relaciones públicas se quedaron cortas ante la avalancha de información y actores - stakeholders - que se han ido sumando. Eso que antes de la 4T y la creciente ola de activistas se podría haber arreglado con un buen tweet, una columna y un desayuno, dejó de ser un modelo aplicable viable.
Junto al director general, el CFO y el CTO, la figura que cobra mayor importancia en estos últimos años es la del encargado de los asuntos públicos porque en esta nueva era, entender el entorno, saber comunicar y saber negociar se volvieron imprescindibles.
El sector de asuntos corporativos incluye, sin limitar, las áreas de comunicación interna y externa, cabildeo, asuntos regulatorios y legales, responsabilidad social y relaciones comunitarias, sustentabilidad y medio ambiente y de paso todo lo que implica el manejo de crisis.
La agenda del área de asuntos corporativos requiere el análisis y seguimiento de los mapas actores - stakeholders - de medios tradicionales y digitales, de los temas políticos, las diferentes ramas de gobierno y sus dirigentes, de las fundaciones, grupos filantrópicos, líderes de comunidades, ONG´s, líderes comunales, grupos sociales y activistas, temas legales, tanto locales como nacionales y extranjeros por citar algunos.
Y para poder entender y administrar esa agenda y con tantos stakeholders involucrados, internos y externos, ya no se puede hacer solo por relación o experiencia, se debe poder describir, diagnosticar, prospectar y clarificar los riesgos y las oportunidades basados en información en tiempo real sobre comportamiento - lo que dicen y lo que no dicen - mapas de relaciones, actitud, medios en los que se están moviendo los stakeholders, las motivaciones, activismos y demás información que se requiere para la toma de decisiones.
El mundo de las relaciones con stakeholders cambió, y las empresas en México y en el exterior deben reinventarse. Ante la complejidad del mapa, en un mundo cada vez más digitalizado, tanto el análisis como las decisiones se deben basar en reflexiones cuantitativas y no en la intuición cualitativa.
Los asuntos corporativos deben estar más cerca de la ciencia de datos. ¿Estamos preparados?