Habrá 4 elecciones, en 4 años. Seguramente son muchas las voces críticas que dicen que en España no se ponen de acuerdo, pero el acuerdo hoy es más difícil, más complejo, y se basa en un mayor egoísmo. Varias son las causas y hay que empezar a ser duramente críticos con ellas (las causas) y los causantes.
La primera de las cosas a entender es que no es lo mismo ganar que Gobernar, pues España es una democracia Parlamentaria, no un régimen Presidencialista, donde un “perdedor” electoral, puede ser Presidente, caso de la Junta de Andalucía, donde el Partido Popular con su peor resultado electoral de la historia, preside esa Comunidad Autónoma gracias a la suma de partidos de derecha y extrema derecha, son las reglas de la democracia. Justas son.
A los Presidentes (autonómicos y Nacionales), en España los elige el parlamento, no por sufragio directo del electorado, he ahí la primera razón de porque quien pierde, puede Gobernar. No ganar.
En segundo lugar y entrando en las causas, el multipartidismo, con la llegada de Ciudadanos, Podemos y posteriormente Vox, que se suman a la lista ya de partidos nacionalistas o regionalistas fundamentalmente en Catalunya, Galicia, Canarias y Euskadi trayendo el caos y la dificultad de pacto.
Estos nuevos partidos (Ciudadanos y Podemos) nacieron, con una primera finalidad, política, no electoral, robar espacio a PP y PSOE respectivamente, los dos grandes partidos, uno de ellos histórico, el PSOE, el otro, heredero del franquismo, pasado por el tamiz de la democracia y el Alzheimer de la justica.
Realmente no nacen con una vocación clara de gobernar, nacen para romper el sistema establecido, un sistema, que sin duda acepta muchas críticas, pero como todo, ha demostrado ser el mejor hasta el momento, incluido hoy que lees este artículo.
Por otro lado, el multipartidismo genera una multiplicidad de pactos que a la hora de la realidad son incompatibles entre sí, contentar al PNV Vasco y a Ciudadanos es imposible, Contentar a Podemos y a Ciudadanos menos aún (salvo en una cosa, que le vaya mal al PSOE y a Pedro Sánchez), contentar al independentismo catalán y a los regionalistas canarios tampoco, de tal forma que el sistema político español ha fracasado porque de la variedad nace la discordia, del multipartidismo nace lo táctico y se olvida lo estratégico, y de los objetivos políticos de los nuevos por desbancar a los viejos, nace el olvido de los grandes intereses de país.
Los nuevos partidos sirven para bloquear, condicionar, chantajear y poner líneas rojas, su sobre representación, ganada con creces por los errores de los grandes partidos PSOE y PP, hacen que la gobernabilidad sea imposible, las incompatibilidades entre ellos son aprovechadas para chantajear a los grandes e históricos partidos, donde la alternancia era una solución a las quejas ciudadanas.
Hoy partidos como Podemos o Ciudadanos, canalizan las quejas, pero paralizan los acuerdos, viven del conflicto y el chantaje, y mientras, los españoles con sus impuestos, lo pagan.
Estados Unidos es un claro ejemplo de alternancia, de democracia, de acuerdo, de pacto y de negociación, donde solo dos partidos deben asumir todas las sensibilidades del país y están obligados a llegar a acuerdos entre ellos.
En el caso de España hemos confundido pluralidad con democracia, multipartidismo con pluralidad ideológica (caso de PP, Ciudadanos y VOX suman lo mismo hoy que el PP antes), y división ideológica, con mejor representación ciudadana, tres mentiras, de la que viven los que nunca han ganado, nunca ganarán, y como el perro del hortelano, ni comen ni dejan comer.
Sin duda, a España le iba mucho mejor cuando el voto se concentraba en dos grandes partidos, condenados a entenderse, con oficio político y de propuesta, que han venido a ser debilitados por carreras personales, egos enormes, ganas de revancha, búsqueda de venganza y olvidan a España y a los españoles.
A España le falta oficio político y escuela, el que tienen los dos grandes partidos, o el que tienen partidos nacionalistas de gran escuela en la democracia y en el pacto como el PNV vasco o los extintos nacionalistas catalanes, hoy perdidos en la independencia que nunca llegará. Sus matices ideológicos (los de los nacionalistas), solo tenían un propósito, gobernar y no hacer perder.
La miseria nos ha comido, el pacto de la Moncloa queda en el olvido de los más jóvenes del país, donde hoy, los nuevos partidos, han confundido condicionar con chantajear, defender con hacer shows mediáticos, y motivar con provocar e insultar la inteligencia colectiva.
Éramos más felices cuando éramos menos, éramos más útiles cuando sabíamos pactar. Los nuevos llegaron para sacar a los viejos, los viejos se han renovado, y hoy, a los que llegaron, solo les queda protestar, pero lunes, a las 8 de la mañana, España, debe funcionar, y mientras si los nuevos siguen pensando en cómo aprovechar su derrota, no lo lograremos jamás.
Llegó la hora, en España, de que el voto se vuelva a concentrar.
Consultor político