A priori

uno pudiera pensar que es lo mismo, pero les puedo asegurar que no.

La información no deja de ser la capacidad de trasladar cifras, datos y hechos que ponen en conocimiento de la gente cuestiones de interés público, mientras que la comunicación se ahorra datos y vive en el ámbito de las emociones y las reacciones de quienes escuchan o reciben el mensaje.

El Presidente mexicano sin duda alguna es un gran comunicador, los datos no son lo suyo, y si lo son, tiene los mismos que todos y no le convienen, de ahí que decida comunicar y no informar.

Cuando uno informa está obligado a dar datos y hechos objetivos, cuando uno comunica busca la reacción emocional del auditorio. El “Yo tengo otros datos” el resumir el conservadurismo en “Fifí” o decretar el fin de la corrupción con un pañuelo blanco en la mano, no es más que jugar con la audiencia y sus sentimientos, que sigue boquiabierta desde la elección.

AMLO comunica, y de qué manera, hasta el punto de que sin ningún dato objetivo que se pueda corroborar, la corrupción ha desaparecido (los organismos internacionales no dicen lo mismo), el Huachicol se ha reducido en un 95% (no hay fuente oficial de eso) y la incapacidad de gobierno se ve substituida por la lealtad (que no sé que pensaría de esto Montesquieu o Norberto Bobbio), pero eso da igual, lo que la gente siente cuando escucha a López Obrador, es lo que cuenta. Y sienten mucho.

El Presidente mexicano sabe que hoy es más importante hacer sentir, es decir, comunicar, que informar. Pues conoce a una población que sabe que la han acostumbrado a la mentira y a la falsificación de los datos. Andrés Manuel es el político más costumbrista del país, enfrente, una oposición que informa, que se pierde en el magma de los datos para contradecir al Presidente y que no hace sentir nada más que lástima pues siguen haciendo comunicación política como en el siglo XIX donde gritar y mover las manos era, el paradigma de la comunicación. Hay excepciones como siempre, algunos Gobernadores del PRI y alguno menos del PAN son grandes comunicadores, Omar Fayad, Quirino Ordaz, Héctor Astudillo, Pancho Domínguez o Javier Corral, son buenos comunicadores, no informadores.

No entro a juzgar el Gobierno de Andrés Manuel, no es mi tarea, ni pretendo, pero lo que si hay que reconocer, es su capacidad de comunicar emociones en el pueblo, IRA hacia los que estaban, ESPERANZA de que irá mejor, CONFIANZA de que deben darle tiempo, VENGANZA de que le quita a los que tenían “lo que le pertenece” a los que no tienen, en definitiva, emoción, emoción y emoción, comunicar sentimientos, y no datos, les deja el patrimonio de la información a la oposición “derrotada moralmente”.

Una vez más, comunica para trasladar sentimientos a una población cansada de números y deseosa de emociones, y Andrés Manuel lo sabe.

Siempre he dicho que la información es la transmisión de datos, y la comunicación es el dato envuelto en emoción.

Bienvenidos a la era de Andrés Manuel, donde la oposición sigue haciendo números y ruedas de prensa, y el Presidente puestas en escena y conciertos de sentimientos.

Más habla el Presidente, más se eriza el bello del pueblo, unos porque lo sienten, otros, porque lo temen.

En conclusión, AMLO 1 – Oposición 0, el Presidente solo comunica, la oposición solo informa, y hoy, a diferencia de antes, la comunicación es poder, la información, retroceder.

 Consultor político.

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