La biografía de Trump retrata a un personaje que, para materializar sus ambiciones, enriquecerse, convertirse en celebridad, satisfacer su enorme ego narcisista, etc., no se detiene ante nada, empleando para ello cualquier método sin importar lo deshonesto, amoral o poco ético que sea. Sus negocios —algunos exitosos y otros fracasados— son claro ejemplo de su deshonesta conducta para salirse con la suya a cualquier costo. Ni en el ámbito de la rectitud, de la estatura intelectual y moral, de la experiencia y capacidad, y menos en el de liderazgo nacional e internacional, estaba calificado para ocupar la presidencia, pero circunstancias políticas negativas —como en otros países donde gobiernan populistas—, el dinero, anomalías en el sistema electoral, turbios compromisos políticos y hasta una antipatriótica asociación con los rusos, lo llevaron a la Casa Blanca. Gracias a la reprobable complicidad de líderes y congresistas republicanos salió ileso de las investigaciones del Fiscal Robert Mueller sobre el Russiangate, y de la pantomima del juicio político en su contra, no sorprende que, para cumplir su capricho de reelegirse en una contienda electoral muy polarizada que favorece a su oponente demócrata Joe Biden, recurra a estratagemas mas turbias, descabelladas y peligrosas.
En efecto, del Ucraniangate—la inverosímil presión al presidente de Ucrania para que iniciara un juicio contra el hijo de Biden— pasó al Obamagate: supuestas acciones criminales contra su equipo de campaña por el gobierno de Obama, del que Biden fue vicepresidente. De igual manera y en virtud de que no implementó a tiempo las medidas preventivas para mitigar la pandemia del Covid-19, ya que podían perjudicar su reelección, EU se convirtió en el epicentro mundial de la misma: mas de un millón 800 mil contagiados, más de 100 mil muertos y mas de 40 millones de desempleados. Sin embargo, con el oportunismo demagógico que lo caracteriza, considera que, también a él, la pandemia le cayó como anillo al dedo para hacer distractivo ruido político, achacar a otros la responsabilidad de su ineptitud y allegarse simpatías de los incautos. La mentira, el engaño y la calumnia no tienen límites: China provocó deliberadamente la pandemia para perjudicar a EU, la OMS fue su cómplice, retuvo la cuota estadounidense a la organización, y anunció que la abandona. El New York Times reveló que existen fundados indicios de que los estrategas de Trump, ante el posible triunfo de Biden en las elecciones del 3 de noviembre, están maquinando estrategias para retrasar, suspender o anular los comicios. Esas irían desde acusaciones de mala organización del proceso, de alteración de boletas y listas de electores, irregularidades en los votos por correo, violación de urnas, fraude, etc., hasta declarar una emergencia nacional por algún desastre natural, otra pandemia o la prolongación de la actual, por crisis económica o social, etc. Obviamente no se descarta provocar un conflicto externo, pudiendo ser los candidatos desde China, Corea del Norte o Irán, hasta Venezuela y México. Los demócratas crearon un grupo de trabajo que elabora respuestas para esos artificiales escenarios.
Si bien la actual convulsión social provocada por la brutalidad policiaca contra los afroamericanos juega en contra de un presidente racista que ha atizado las tensiones entre blancos, negros e hispanos, también intensifica la desesperación de Trump y la posibilidad de que recurra a mayores aberraciones con tal de reelegirse. Por ello, el gobierno mexicano debe ser extremadamente cauto para, ni dar por sentado que tiene una relación solida con él, ni dejarse manipular con fines electorales, como torpemente lo hizo Peña Nieto.
Internacionalista, embajador de carrera y académico.