Nuestra embajadora en Washington, la estimada colega y amiga Martha Bárcena, impartió una excelente conferencia virtual en nuestra Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac, sobre las relaciones México-EU. Mostrando gran profesionalismo y conocimiento del tema, con atinada sensatez no se refirió a los polémicos nexos con el gobierno de Trump, sino a lo que verdaderamente es importante: la enorme interdependencia entre los dos países y lo prioritario que México ya es para EU. Desde la guerra de 1847 nuestra prioridad externa fue el vecino del Norte, pero como nosotros no lo éramos para ellos, la descomunal asimetría entre una nación subdesarrollada y otra que se convirtió en superpotencia, fue muy desventajosa.

Las cosas cambiaron radicalmente: en los últimos años hemos sido su tercer, segundo y hasta primer socio comercial, con enormes intercambios que superan los 600 mil millones de dólares anuales. Si bien no tenemos los mismos niveles de desarrollo que sus otros dos grandes socios, Canadá y China, nuestros nexos son mas variados y profundos. Los exsecretarios de Estado, el republicano James Baker, y la demócrata Madeleine Albright, afirmaron, respectivamente, que somos su relación bilateral mas importante, y la mas compleja que tienen en el mundo. Nuestros estrechos vínculos ya no son bilaterales, sino binacionales.

Sin embargo y como lo precisó nuestra diplomática, la sociedad estadounidense mantiene un gran desconocimiento de lo que es México, de su importancia, y de lo mucho que su bienestar ya depende de sus vecinos del Sur. Como el problema es añejo, en diversos periodos se han hecho esfuerzos, tanto para propiciar un mejor conocimiento sobre su socio mexicano, como para contrarrestar los estereotipos negativos sobre los mexicanos. Lamentablemente es una tarea descomunal en un país de mas de 330 millones de habitantes, en el que priva el ensimismamiento en lo local y la indiferencia por lo externo. Martha se refirió al libro clásico de Alan Riding, “Vecinos Distantes”: si bien la brecha se acortó por nuestra creciente integración regional, persiste la brecha del mutuo desconocimiento. Además de que ello es un serio problema que no concuerda con la realidad de nuestra profunda binacionalidad, es el caldo de cultivo que aprovechan los políticos oportunistas y populistas para utilizar a México como piñata política en sus campañas electorales, llenando el vacío de información verídica con slogans falsos, denigrantes y malintencionados. Reagan manipuló la supuesta perdida del control de la frontera, la perjudicial migración ilegal y el peligro comunista que asechaba en los limites fronterizos. Ross Perot usó las mismas falsedades y agregó los peligros que representaba el NAFTA. Obviamente quien mas provechó electorero sacó del “México bashing” fue Trump, quien acusó a los mexicanos de ser asesinos y violadores, responsables de las adicciones de los estadounidenses, de imponerles un perjudicial acuerdo de libre comercio, etc.

En síntesis, nuestras intensas relaciones con la superpotencia se mueven en dos distintos y contrapuestos niveles: el de la imparable interdependencia integracionista que cada vez nos acerca mas y nos hace ser, como afirma Martha Bárcena, “socios esenciales”, y el de la recurrente politiquería que nos separa y enemista.

Aunque la tarea de promover una mejor y más realista imagen de México en la opinión pública del vecino, debe ser una prioridad de nuestra política exterior y de nuestra diplomacia cultural, los esfuerzos han sido fragmentados y esporádicos. Adicionalmente, nuestra lamentable realidad cotidiana genera malas noticias que vienen a reforzar las imágenes negativas que se tienen de nosotros.

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