En el XXXIII Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI), celebrado el pasado octubre en Monterrey, nuestro insigne internacionalista Modesto Seara Vázquez, afirmó que vivimos una trágica paradoja. Al tiempo que confrontamos graves amenazas que ponen en riesgo la existencia de la humanidad y del planeta, los políticos afianzan su poder distrayendo la atención con falsedades, irrealidades, quimeras, circo mediático, etc. Como resultado, los verdaderos problemas no se atacan y se tornan devastadores. Por ejemplo, para complacer a la industria del carbón y emular a Trump, el primer ministro australiano, Scott Morrison, no ratificó el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático y sostuvo que ése no era causado por la actividad humana. Australia está en llamas.

En mi artículo del 10/08/2019, me referí a otra gran amenaza: las pandemias. Aunque siempre han existido, la explosión demográfica, el desarrollo de los transportes y comunicaciones, la globalización, etc., las hicieron más recurrentes y peligrosas. En virtud que desde 1980 ocurrieron más de 14 mil, encaramos una “pandemia de pandemias”que, como tienen el poder letal de la bomba atómica, son consideradas la “madre de todas las amenazas.” Una nueva, causada por un coronavirus (2019N-COV) probablemente transmitido por algún animal (posiblemente una serpiente o murciélago) al ser humano (zoonosis), apareció en un mercado de pescados en la ciudad china de Wuhan. En pocos días el agente patógeno contagió a más de 2,000 personas, fallecieron de neumonía más de 80, y se trasladó a varios países asiáticos, a Estados Unidos y Francia. En poquísimo tiempo alcanzó el nivel 6 de la alerta pandémica de la OMS: el más alto que ocurre cuando el contagio ya es de humano a humano y se propagó en más de dos zonas sanitarias, de las seis en las que ese organismo de la ONU divide al planeta.

Siendo que la migración desempeña un papel crucial en el contagio pandémico, la de Wuhan ocurre cuando México padece una crisis migratoria-humanitaria por el hacinamiento de miles de centroamericanos en la frontera sur y norte. Ese éxodo masivo es provocado por otras de las principales amenazas presentes en el siglo XXI que no han sido debidamente atendidas: la pobreza, el crecimiento demográfico y el crimen organizado. Desgraciadamente se están conjuntando en nuestro ámbito geográfico los principales males de la época, porque en su lugar de origen no se atienden. Dicha crisis humanitaria es un indeseable obsequio hecho por los ineptos y corruptos gobiernos centroamericano— especialmente de Honduras— a México y EU, cuyos dirigentes asumen la pesada carga sin atreverse a exigirles se responsabilicen de sus propios ciudadanos.

En el reciente Foro Mundial de Davos, el líder indiscutible del populismo distractivo que nos asfixia, Donald Trump, continuó desviando la atención de los verdaderos problemas —incluyendo el de su juicio político— con falso optimismo, verdades alternativas, ilusos paraísos futuros, autoelogios narcisistas, y condenas a los “profetas de la fatalidad”, como la joven activista sueca, Greta Thunberg presente en Davos. México estuvo deslucidamente representado para reiterar que, a la 4T, no le interesa lo que pasa en el mundo. Sin embargo, las pandemias están aquí para recordar, tanto a quienes niegan la existencia de las potencialmente devastadoras amenazas globales, como a los que las ignoran, que son reales y ya están dejando sentir sus fatídicos efectos.


Internacionalista, embajador de carrera y académico

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