Más allá de la cantidad de dinero que gastamos para comprar un kilogramo de carne, hay otros costos ocultos que la industria no nos cuenta y suelen ser mucho más altos de lo que pensamos.

Costos a la salud:

Los efectos negativos a la salud a causa del exacerbado consumo de carne son importantes y sin embargo, muchas veces ignoados. Diversos estudios revelan que los compuestos químicos que se encuentran en la carne se relacionan con efectos negativos para la salud humana. Por ejemplo, algunos compuestos asociados a la carne, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos o las aminas heterocíclicas, que se forman durante la cocción de la carne, podrían ser cancerígenos para los humanos.

Además, el consumo excesivo puede provocar obesidad, diabetes tipo II, enfermedades cardiovasculares, o enfermedades crónicas del hígado.

También se pueden crear resistencias debido a los antibioticos que son utilizados en el ganado para prevenir enfermedades e incluso para su rápido crecimiento.

Algunos de los compuestos químicos más comunes asociados a la carne son:

ácido glicol neuraminico

: el consumo en humanos puede provocar inflamación crónica;

hierro hemo

: el consumo excesivo se ha relacionado con la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer;

nitratos y nitritos

: el consumo excesivo puede provocar cáncer;

compuestos N-nitrosos

(que se agregan a la carne procesada) y aminas: pueden provocar cáncer;

grasas saturadas

: el consumo excesivo puede provocar obesidad y diabetes tipo II.

También el tipo de procesamiento que se la da a la carne influye en nuestra salud, pues según un estudio hecho por los investigadores de Harvard School of Public Health, se incrementa el riesgo de muerte prematura en un 13% con la carne no procesada y en un 20% con la procesada. Las mayores diferencias nutricionales entre la carne roja sin procesar y procesada son la sal (cuatro veces más sal en la carne procesada) y los conservantes sin sal (más ricos en carne procesada). Los investigadores sugieren que el exceso de sal y conservantes pueden explicar en parte la diferencia en los efectos cardiovasculares.

Costos al medio ambiente:

El excremento del ganado puede contaminar de forma peligrosa las aguas superficiales y subterráneas, así como la calidad del aire a causa de los malos olores, y la producción de gases de efecto invernadero principalmente metano (CH4) dióxido de carbono (CO2) y Óxido nitroso (N20) pero esto no es lo único, ya que incluso disponiendo de tierras suficientes, éstas no pueden ser receptoras de las mencionadas deyecciones con demasiada frecuencia. Estos estiércoles son ricos en nitrógeno y pobres en fósforo y potasio, con lo cual se provocaría un grave desequilibrio en la estructura edáfica del suelo si se empleasen con mucha reiteración.

En México, la industria ganadera consume el 50% del agua potable, uno de cada 5 acuíferos está sobreexplotado y el 10% de los mexicanos no tiene acceso al agua potable siendo un derecho fundamental.

La industria ganadera claramente no toma en cuenta los costos ambientales. De ser así , sería totalmente inviable para el mercado.

Costos sociales:

La carne arrastra consigo otros daños colaterales, que son imperceptibles a simple vista pero que tienen graves consecuencias en la calidad de vida de las comunidades aledañas a las granjas productoras ya que estas poblaciones son las que sufren las consecuencias de la contaminación por los sistemas de producción y los malos olores, privandolos de su derecho de gozar de un ambiente sano .

En otros casos violan su derecho a la tierra ya que, al requerir extensas superficies de terreno, los grandes productores compran tierras a los campesinos a precios extremadamente bajos, aprovechándose de la necesidad e ignorancia de los dueños de la tierra.

Muchas veces la crianza intensiva requiere una limitada cantidad de mano de obra por lo que los trabajos que ofrecen son escasos, incluso los pagos llegan a ser injustamente bajos y las jornadas laborales extremas poniéndolos en situaciones insostenibles que muchas veces tienen que aguantar por necesidad, porque son la fuente de trabajo más cercana.

Conocer el costo real de la carne puede ayudarnos a tomar acción. No es necesario eliminar la carne totalmente de tu vida, basta con que moderar su consumo. Lo recomendado por Greenpeace en su informe Menos es más para garantizar una buena salud y una producción sostenible, es un consumo que no supere los 300 gramos por persona a la semana.

Coordinadora de la campaña Mi dieta salva al planeta

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