Antes de la pandemia, todos soñamos con un día trabajar desde casa, desayunar en familia, convivir con nuestros hijos, no correr con las prisas de la mañana para llegar a la junta, y por primera vez en mucho tiempo, tener espacio para hacer ejercicio. Finalmente, esto fue posible, pero ¿a qué costo?
La complejidad de la pandemia nos alcanzó a todos, y seguro nadie se imaginó que un año y medio después seguiríamos intentando balancear nuestra vida personal y laboral con éxito. Las rutinas se tuvieron que ajustar a un mundo en el que nuestra familia eran los únicos individuos a los que podíamos ver, en el caso de los que viven solos tuvieron que conformarse con convivir con sus seres queridos desde plataformas de videollamadas.
Muchos estudiantes experimentaron por primera vez las clases en línea, sin duda los trabajadores de la salud fueron de los sectores más afectados y, para los que trabajamos en casa, tuvimos que adaptarnos al home office y tener que compaginar nuestras diferentes actividades en un mismo espacio.
¡Somos humanos y en algún momento tenía que pasar! Al cabo de unos meses el estrés fue aumentando en las personas. Sin embargo, de acuerdo con Lloyd’s Register, en el informe “Bienestar del empleado durante una pandemia”, a los empleados les preocupa divulgar las afecciones de salud mental; a nivel mundial el 48 % sintió que podía tener un impacto negativo en el desarrollo de su carrera, con un 19 % que no estaba seguro de eso.
Por ello, este 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental se vuelve más relevante que nunca, y un momento para reflexionar sobre el trabajo que estamos haciendo las organizaciones desde el interior para atender aspectos que hoy son relevantes para todas las personas.
De acuerdo con el mismo informe de Lloyd’s Register, el 69 % de los empleados a nivel global indicaron que, los niveles de estrés, relacionados con el trabajo desde casa, son más altos impulsados por mayores cargas de trabajo y los cambios en los patrones laborales para cumplir con sus obligaciones.
Este año, durante la Asamblea Mundial de la Salud organizada por la OMS, gobiernos de todo el mundo y el sector privado reconocieron la necesidad de ampliar los servicios de salud mental de calidad a todos los niveles. Pero, ¿cuál debe ser el papel de las organizaciones?
Sin duda otorgar bienestar debe ser una de las prioridades y pone de manifiesto la importancia de otorgar a nuestros colaboradores una red de apoyo con la que se sientan seguros. De acuerdo con la agencia IPSOS, el balance vida trabajo, la salud mental y la cultura organizacional están entre las principales prioridades de las personas, sin embargo, solo 1 de cada 3 personas dice que el bienestar está integrado en la estrategia de su compañía.
Como director de Recursos Humanos, creo que el camino será siempre dotar a los colaboradores de herramientas que les permitan mantener un balance vida-trabajo y que además les de bienestar, desde la creatividad, desde el empoderamiento.
Es importante generar acciones contundentes a través de campañas internas y plataformas que beneficien a nuestra gente, un ejemplo de ellos es contar con líneas de atención que provean orientación psicológica profesional, gratuita y confidencial, ¿por qué no? las 24 horas del día los 365 días del año, clases de meditación y mindfulness que contribuyan a generar consciencia, bienestar y equilibrio durante las jornadas laborales.
Estos primeros días de octubre han estado enmarcados en un propósito, y este año estamos haciendo énfasis en la salud mental de todos los colaboradores con distintas actividades con las que buscamos empoderar a cada una de las personas que forman parte de la compañía e inspirarlos a que logren un equilibrio y evitemos el burnout.
Esto en muchas organizaciones ya es una realidad, incluso antes de la pandemia. En México hay compañías que tienen iniciativas que otorgan la libertad a los empleados a través de un ambiente de trabajo que da prioridad a la flexibilidad, colaboración y a la vez privacidad, y sobre todo que se adapta a las necesidades de cada individuo. Estos son ejemplos claros del papel que deben jugar las empresas, apostar por el bienestar de sus colaboradores, fomentando una cultura laboral que tenga como pilar fundamental la salud mental de cada una de las personas a través de estrategias que permitan mantener una estabilidad dentro y fuera de la organización.
No sabemos cuándo va a terminar la pandemia, pero lo que sí sabemos es que queda aún un camino por delante para seguir empoderando a los colaboradores de nuestras organizaciones; ya no podemos dar marcha atrás. Debemos seguir dando pasos firmes con el objetivo de beneficiar a nuestra gente, que hoy más que nunca es la pieza más importante para seguir generando productividad y desarrollo para nuestro país, y el Día Mundial de la Salud Mental es la mejor oportunidad para seguir impulsando qué acciones realmente marcarán la diferencia en su búsqueda del balance.