Siempre están en el ojo del huracán. Son el hilo más delgado, se suele decir. Son los máximos responsables. Esos son los directores técnicos o entrenadores en el
. Una definición que me gustó para describir a los entrenadores profesionales la escuché de David Patiño , quien mencionó que eran “gestores de seres humanos”. Se me quedó grabado. Le agregaría “gestores de seres humanos, que deben alinear objetivos y expectativas para un fin común”. Nada fácil.
Estas últimas semanas hemos tenido a los entrenadores de varios equipos en el ojo del huracán. Javier Aguirre , por su fracaso dirigiendo a Rayados en el Mundial de Clubes , y más porque esta plantilla poderosa tampoco camina en la Liga doméstica. Gerardo Martino , en la Fecha FIFA , tampoco es que se haya encumbrado; ni los siete puntos lo quitaron del escrutinio público. Y seguimos: Marcelo Michel Leaño , Santiago Solari , los destituidos Pablo Guede y Marcelo Méndez .
¿Cuánto porcentaje tiene de responsabilidad real un entrenador en el resultado de su equipo? Es el máximo responsable y las derrotas se le atribuyen; aunque todos sabemos que ellos planean, no son quienes ejecutan, y esa responsabilidad pocas veces es transferida a los otros actores. No hay estudios certeros que digan numéricamente cuánta es la influencia del entrenador, pero es innegable que existe muy notoriamente en algunos equipos.
Hay casos donde el entrenador es factor fundamental; por ejemplo, en el Liverpool , donde Jürgen Klopp se las arregla para que sus jugadores rindan al máximo posible, incluso por encima de lo que conocíamos. El alemán ha potenciado a mostrar las mejores versiones de sus dirigidos y por ahí está el secreto de los grandes entrenadores. Es un tema de liderazgo, para iniciar, de dirección (por eso son directores), donde tienen que convencer a un grupo de alrededor de 25 personas de que debe alinearse a esa visión y poner la capacidad individual al servicio de ese objetivo.
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Y también, tener la capacidad de crear un sistema de juego que potencie las capacidades individuales, para que todos tengan un rol satisfactorio que cumplir. La famosa “mano del entrenador” se nota al paso del tiempo, porque es ahí donde vemos su capacidad de manejar a un grupo que, si no tiene claro el rumbo y no lo comparte, su nivel de compromiso será menor. Carlo Ancelotti lo define como “arcos de liderazgo” y, en ese arco, sabe que no es para siempre, porque el ser humano termina cayendo en monotonía y el líder tiene que entender cuándo ese arco va hacia abajo.
Lo mismo tendría que suceder con los directivos a la hora de decidir el entrenador para su equipo, o si están pensando en “cortar un proceso”, deben considerar si el liderazgo está siendo el adecuado o no. Veremos qué sucede en las próximas jornadas. Por lo pronto, en lo personal, celebro la llegada a Necaxa de Jaime Lozano . No puedo decir que “se notó su mano”, pero de verdad deseo que se note, porque necesitamos ideas frescas en las canchas de nuestra Liga . Necesitamos manos que se noten, como las de Nicolás Larcamón , Andrés Lillini o como las que sabemos que sí o sí se van a notar, como Ricardo Ferretti o Miguel Herrera .
@vic