El viernes pasado el IMCO presentó el Índice de Competitividad Estatal, edición 2023. En términos generales, la competitividad del país se concentra en estados del centro y del norte del país, mientras que el rezago, a su vez, se mantiene en el sur. Nada nuevo. Quizás no es nuevo, pero es relevante ver cómo, a pesar de tener una narrativa cada vez más potente encaminada a disminuir la brecha regional, ésta se ha quedado en palabras y los cambios distan de ser observables.
Los tres primeros lugares en esta edición los ocuparon la Ciudad de México, Querétaro ―que subió dos posiciones―, y Nuevo León. La primera ocupa la primera posición en varios indicadores: es la entidad con mayor cobertura educativa y mayor grado de escolaridad, es la que tiene mejor acceso a salud ―de los 32 estados― y donde la expectativa de vida es mayor. No significa, desde luego, que en todo esté bien. Es el tercer estado donde hay mayor percepción de corrupción en los partidos políticos, donde más agresiones a periodistas se dan y donde los costos del delito, así como la incidencia delictiva, siguen siendo altos.
Los tres últimos lugares los ocupan los mismos estados que el año pasado. Independientemente de que las cosas cambien ahí, en términos relativos, es decir, en comparación con todas las entidades del país, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, siguen estando al final de la tabla. No solo los ingresos son los más bajos del país, también lo son las oportunidades que reciben sus habitantes. La escolaridad más baja del país la tiene Guerrero, también la menor esperanza de vida. En Chiapas, prácticamente todas las variables relacionadas con la calidad de vida de las personas ―mortalidad infantil, camas de hospital, escolaridad― están por los suelos. Son datos escalofriantes, pero ya no sorprenden.
Hubo, en esta edición del ICE, varias sorpresas. Una de ellas es observar con absoluta claridad cómo la innovación está cayendo en el país. La solicitud de registro de patentes no ha hecho más que caer desde 2018. Estamos en el mismo nivel que tenía el país en 2010. En 2022, hubo tres estados ―Campeche, Tlaxcala y Zacatecas― donde no hubo una sola solicitud.
También llaman la atención dos estados: Yucatán y Jalisco. Yucatán cayó cinco posiciones en el índice de este año, fue la entidad que más cayó. Yucatán sigue estando en primer lugar en materia de estado de derecho: es el estado más seguro y los datos lo confirman, pero a pesar de ello tiene un serio problema de heridos en accidentes de tránsito y de productividad.
Jalisco, que el año pasado estuvo en la cuarta posición, este año cayó a la quinta. No parece mucho bajar solo un lugar, pero si analizamos el subíndice de Derecho, conformado por indicadores básicamente delictivos, la caída fue de 14 posiciones. Específicamente empeoró en el número de secuestros, en el costo del delito, en percepción de seguridad y en delitos no denunciados. No sobra decir que todos los datos usados por el IMCO provienen de fuentes oficiales especificadas en cada caso.
En un índice como el ICE, donde los estados compiten con los otros, no basta mantenerse. Hay que mejorar continuamente para poder ocupar posiciones más altas en el índice, si no, los demás te rebasan. No son los choques de corto plazo los que nos preocupan en el ICE, es la falta de políticas de largo plazo que mejoren la calidad de vida de la población lo que nos debería de llamar a la acción.
@ValeriaMoy