Hace poco menos de un mes se leía a la entrada de un Target ―una cadena de tiendas minoristas en Estados Unidos― un cartel que buscaba personal para almacén pagando 18 dólares la hora más prestaciones sin requerir experiencia previa. Los restaurantes y hoteles buscan trabajadores ofreciendo salarios de 25 dólares la hora sin encontrarlos. Los empleadores del sector servicios se quejan de que no encuentran personal dispuesto a trabajar por los salarios que estaban vigentes, lo que ha presionado los salarios al alza. Y aun así no encuentran los trabajadores en la cantidad que necesitan.

El empleo en Estados Unidos ha mostrado una recuperación casi completa frente a la situación previa a la pandemia. En febrero de 2020 había 164.55 millones de trabajadores y en junio de este año, el dato más reciente, 164.02 millones. El número de personas desocupadas ―que no tienen trabajo pero que buscan uno— era de 5.79 millones de personas previo a la pandemia y ahora es de 5.9 millones.

Hay casi 6 millones de personas desocupadas y al mismo tiempo hay 11.3 millones de vacantes disponibles, que no están siendo cubiertas. Casi el doble de vacantes que de desocupados. El mercado laboral cambió. Además de las personas desocupadas, las cifras más recientes muestran que en Estados Unidos había al cierre de junio alrededor de 5.65 millones de personas que no estaban buscando un empleo, pero que querrían tener uno en caso de que se les ofreciera.

Entender el cambio en el mercado laboral será sin duda importante para las nuevas formas de organizarse y producir, pero mientras eso sucede, la escasez relativa de trabajadores está presionando los salarios al alza. Y esto, a su vez, es un motor de la inflación que tiene Estados Unidos, que llegó a 8.7%, la mayor desde 1981.

A pesar de cifras alentadoras en el mercado laboral y en otras áreas, como consumo, el pesimismo sobre la situación de la economía estadounidense ha permeado en la sociedad y en los medios. La encuesta más reciente de expectativas del consumidor, o sentimientos del consumidor como le llaman allá, ha mostrado caídas significativas. La inflación es la culpable, es lo que tiene más preocupado al ciudadano estadounidense.

Mientras tanto, el presidente López Obrador se encuentra en Washington, D.C., para reunirse con el presidente Biden. Uno de los temas a tratar será la migración.

Un incremento en la oferta de trabajadores podría frenar la escalada de los salarios y en consecuencia de los precios. Un acuerdo migratorio traería beneficios económicos para ambas partes, pero solo si este se da en la magnitud necesaria. Se especula que Estados Unidos podría ofrecer un programa de alrededor de 100 mil visas temporales, mientras que el presidente mexicano buscaría un monto significativamente mayor. Permitir que cientos de miles de trabajadores se incorporaran legalmente ―aunque fuera de manera temporal― a la fuerza laboral de Estados Unidos permitiría ajustar de alguna manera el desequilibrio laboral de ese país, daría un respiro a la inflación, y permitiría aliviar las presiones sociales crecientes en la frontera.

Sin embargo, la migración se considera un tema político más que económico. En un mundo cada vez más complejo, con disrupciones en las cadenas productivas, con pulsiones aislacionistas y pugnas por la supremacía global, un acuerdo de colaboración de ese estilo sería una gran noticia. ¿Se logrará? Veremos.

@ValeriaMoy 
 

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