La semana pasada se llevaron a cabo sesiones de Parlamento Abierto para comentar la propuesta de reforma a la Ley de Banco de México consistente en obligar al Banxico a incorporar a las reservas internacionales los dólares excedentes que los bancos comerciales no pudieran repatriar a su país de origen. La motivación detrás de esta propuesta era, en teoría, atender a los migrantes que traen a México dólares en efectivo a quienes les es difícil cambiar esos dólares por pesos.
Ayer, en un comunicado conjunto la Secretaría de Hacienda, Banco de México y la Asociación de Bancos de México presentaron una serie de medidas diseñadas para atender el problema que presuntamente daba origen a esta iniciativa. La participación del secretario de Hacienda llama particularmente la atención. Arturo Herrera claramente sabía el impacto nocivo que tendría la iniciativa como había sido presentada, aunque no lo haya expresado, con oportunidad o contundencia, públicamente. Conoce el riesgo de jugar con la autonomía del banco central y de vulnerar la integridad de las reservas. En ese sentido, se agradece el juego coordinado entre autoridades e instituciones bancarias para intentar desactivar los riesgos que la iniciativa implicaba.
2020 fue el año que más remesas ha recibido México impulsadas por la combinación de la crisis económica y el apoyo fiscal que ha dado Estados Unidos a sus trabajadores, incluyendo a los migrantes mexicanos. El año pasado ingresaron así 40 mil 606 millones de dólares al país, 11.4% más que las recibidas en 2019. Las remesas que entraron en efectivo y en especie representaron 0.7% del total. Siguen siendo millones de dólares, y en ese sentido, más que un problema estructural que debiera ser atendido modificando peligrosamente la Ley de Banco de México, es un tema que puede atenderse con una serie de medidas conjuntas.
En primer lugar, se propone el trabajo de los consulados y la banca para que más mexicanos en el exterior puedan abrir cuentas bancarias en instituciones mexicanas sin necesidad de presentarse en una sucursal, que lo puedan hacer por vía electrónica. En segundo, la Asociación de Bancos se compromete a dar mayor cobertura financiera a los 350 municipios del país que aún no tienen presencia bancaria; mientras eso sucede, el Banco del Bienestar podría cubrir esos huecos.
Entre lo acordado, Banco de México se compromete a otorgar financiamiento contingente garantizado a las instituciones que tengan dificultades para repatriar los dólares excedentes. Así, el banco central ayudaría a los bancos que han perdido su acuerdo de corresponsalía a recuperarlo, pero siempre bajo el amparo de la ley y blindando a las reservas internacionales. Por otro lado, los bancos mexicanos se comprometen a dar mejor tipo de cambio para que los migrantes reciban más pesos por los dólares que traen en efectivo. Llama la atención este punto, ¿por qué no lo hacían antes? ¿Es un tema de concentración de mercado, de profundidad bancaria o de voluntad? Habrá que estar atentos a este punto porque nadie niega la enorme disparidad cambiaria que se observa hoy.
Ojalá este acuerdo interinstitucional desactive la iniciativa que hubiera tenido enorme potencial destructivo. Veremos qué prevalece, si la necedad o la sensatez.