La inversión, no me canso de decirlo, es una de las variables económicas más importantes. Más allá de ser una cifra tangible y observable, el indicador de inversión es un medidor de la confianza en un país. No es propiamente, lo sé, un indicador de confianza, para eso existe el correspondiente a la de los consumidores —que ayer mostró importantes aumentos en casi todos sus rubros— y a la de los empresarios. Pero a diferencia de estos últimos, la inversión no le pregunta a nadie su opinión, no cuestiona sobre expectativas o sobre sus consideraciones sobre determinada política económica. La inversión fija bruta mide mes a mes la formación de capital.
De los diferentes componentes que forman el PIB, la inversión, en el caso de México, era el que más había tardado en recuperarse de los choques de la pandemia.
La caída de la inversión empezó meses antes de que el covid irrumpiera. La primera caída relevante en el indicador de inversión fija bruta que reporta el Inegi se dio antes del arranque de esta administración, posteriormente a la cancelación del aeropuerto. Al empezar 2019 se dio un pequeño rebote que no alcanzó a contrarrestar las caídas de los meses previos, pero pronto se empezó a observar una caída lenta y sostenida. De nuevo, no estamos hablando de opiniones o expectativas sino de formación de capital. Finalmente, en abril y en mayo de 2020 llegó el choque pandémico.
A partir de ahí, empezando en junio de ese mismo año, la inversión empezó un lento y atropellado camino en su recuperación. Y después de tres años, el viernes tuvimos un dato que, con un comportamiento distinto, muy distinto, al de los meses previos alcanzó un nuevo máximo histórico en el registro del indicador.
La inversión fija bruta creció 4.5% en mayo respecto a abril, pero en su comparación anual, es decir, mayo de 2023 frente a mayo del año pasado el brinco en la inversión fue de 15.1%, un salto comparable únicamente a aquel que tuvo justo cuando rebotó frente a los meses de las caídas más críticas debidas a la pandemia.
El crecimiento de la inversión en mayo estuvo impulsado por la construcción, en particular, por la no residencial, que tuvo incrementos de 9.7% mensualmente y 24.1% en la comparación anual.
¿Qué explica este comportamiento, me atrevería a llamar atípico de la inversión? A veces solo el tiempo nos permite tener todos los datos en la mano para poder entender mejor lo sucedido, pero las cifras de finanzas públicas que tenemos mensualmente muestran un incremento en el ritmo de la ejecución del gasto en inversión pública y, al parecer, empieza a haber evidencia de que el fenómeno de relocalización de cadenas productivas ya se está dando.
Que la inversión crezca es una noticia positiva para la economía. Falta esperar que esta observación, la de mayo, se convierta en una tendencia, en primer lugar, para verificarla y en segundo, porque es algo de lo mucho que el país necesita.