Hoy empezará en la Suprema Corte de Justicia la discusión del proyecto de la ministra Loretta Ortiz en el que propone rechazar la inconstitucionalidad de los cambios que se le hicieron a la Ley de la Industria Eléctrica en la que considera infundados los argumentos presentados por la Cofece y otros agentes que señalan se eliminan la libre competencia en el mercado de generación y suministro de energía.

La discusión en la Corte es otro ángulo en la batalla que está dando la administración actual contra la reforma energética de 2013. Más allá del deterioro en competitividad que tendría esto como consecuencia, los cambios al sector están complicando una relación que siempre ha sido compleja.

La semana pasada visitó el país John Kerry, enviado de la Casa Blanca en temas climáticos. Es la tercera vez que viene a México en meses recientes, la previa en febrero de este mismo año. Las reformas propuestas en el sector energético serían violatorias del TMEC y tendrían implicaciones climáticas y de transición energética. Los socios comerciales de México han manifestado su preocupación que incluye las afectaciones a las inversiones de empresas norteamericanas y canadienses que ya operan en México.

La reunión con el presidente López Obrador fue encabezada por el embajador Salazar e incluyó a 20 empresarios del sector. Kerry reveló que se formaría un equipo especializado para asegurarse que la reforma que apruebe el Congreso refleje la mejor posibilidad de “salir adelante”. En su mensaje, señaló que el presidente de México estuvo de acuerdo en la necesidad de trabajar en los problemas de la reforma. Posteriormente, López Obrador negó que se haya acordado la formación de ese grupo. Reconoció, sin embargo, que sí le fue planteada la idea pero que él se quedó callado ante la propuesta. Dudo que la reacción del presidente mexicano haya caído bien en los altos mandos de nuestro vecino.

No es el único tema que ha tensado la relación bilateral. México, intentando mantener un extraño equilibrio, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, votó condenando la invasión rusa. Pero al mismo tiempo, se ha negado a imponer cualquier sanción a ese país. Importamos de Rusia hierro, acero y aproximadamente 500 mdd de fertilizantes al año. Estados Unidos esperaba otra reacción de su vecino y socio.

Dudo que a Estados Unidos le haya pasado desapercibido el grupo de amistad México-Rusia que un conjunto de diputados afines al partido del presidente López Obrador instalaron hace unos días y al que dieron gran cobertura mediática.

El crecimiento económico que tuvo México el año pasado, ese rebote frente a la caída de 2020, se debió al impulso del sector externo. Sin la recuperación del mercado norteamericano, el crecimiento hubiera sido significativamente menor dada el lento motor interno de la economía mexicana. Este año pasará lo mismo. Y probablemente el siguiente también.

La relación internacional más importante que tiene México es con Estados Unidos. Va mucho más allá de los millones de dólares que se intercambian cada día. Pasa por las personas, las remesas, la cultura y, desde luego, la migración. Uno supondría que es una relación que se tiene que cuidar. En los últimos meses hemos hecho precisamente lo contrario.

@ValeriaMoy