Empieza un nuevo año , un nuevo ciclo que nos permitirá mantener la ilusión de que se puede volver a empezar. Aunque 2020 nos mostró que la vida puede cambiar de la noche a la mañana, los cambios en la política pública suelen darse de forma paulatina. Tener eso en mente nos permitirá ajustar expectativas. Este el momento en el que todos intentamos predecir lo que el naciente año depara, es el momento de hacer supuestos y sacar la bola de cristal.

En México, la apuesta de crecimiento económico está centrada en la vacuna. Su aplicación masiva y expedita permitiría una recuperación más veloz y regresaría cierta sensación de certidumbre. Sin embargo, lo poco que hemos visto en ese sentido deja más dudas que certezas. A diferencia de lo que sucede en otros países, la compra de vacunas hecha hasta el momento no alcanza para toda la población. Supongo (sin conceder) que esto se corregirá a tiempo para cumplir con el programa de vacunación. Preocupa, sin embargo, la estrategia. Lo que hemos visto revela descoordinación, desorden, falta de control. Y esto apenas empieza. El país ronda las 40 mil vacunaciones, de acuerdo con lo dicho por el presidente, y ya hay errores evidentes. ¿Arreglarán el proceso? ¿Se podrán cumplir las metas? ¿Llegarán las vacunas a toda la población y se aplicarán de forma expedita y correcta? Si la eficiencia y el control en la aplicación de las vacunas se asemeja al seguido en el control de la pandemia tenemos poco qué esperar.

En este sentido, si la estrategia de vacunación no es expedita y eficaz, el ritmo de contagios de la enfermedad hará imposible que la actividad económica retome su ritmo, incluso el paso lento que tenía en los meses previos a la pandemia. Nos esperaría otro año de malos datos económicos. Quizás incluso otro decrecimiento en términos de producción.

Sin embargo, supongamos que la aplicación de la vacuna es exitosa y se vacuna a un porcentaje alto de la población para mediados del año. ¿Esto nos permitiría crecer a un mejor ritmo? ¿Nos daría la certeza que el país necesita para invertir y generar empleos? Lo dudo. Regresaríamos, en el mejor de los casos, al punto anterior, a 2019 en el que el país no creció, generó pocos empleos y cambió de curso en materia energética. Ese año se crearon 342 mil 077 empleos formales. La pérdida de plazas registradas en el IMSS en 2020 alcanzó 647 mil (según el presidente López Obrador porque el Seguro Social aún no publica la información). Para poner esas cifras en contexto hay que recordar que cada año se incorporan un millón 200 mil personas a la población económicamente activa. Con esos números de empleo pensemos en el déficit laboral que lleva acumulando el país por décadas y que en este par de años no ha hecho más que incrementarse.

El pronóstico más optimista de crecimiento para la economía mexicana lo tiene la Secretaría de Hacienda que estima un rebote de 4.6% este año. Uso el término rebote deliberadamente porque caer en un año cerca de 10% y crecer al siguiente 4.6% no es recuperación. La OCDE, el FMI y el Banco Mundial estiman un crecimiento para México de 3.4, 3.5 y 3.7%, respectivamente.

2021 será otro año difícil para el país. Para saber eso, las políticas actuales del gobierno y sus resultados hacen innecesaria la bola de cristal.

@ValeriaMoy

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