Hace unos días se llevó a cabo en Roma Italia, la cumbre de los países integrantes del G20, con las notables ausencias de Vladimir Putin y Xi Jinping, líderes de Rusia y China, respectivamente.
Resaltó la presencia de una nueva personalidad: Joe Biden, contraria a las polémicas apariciones del expresidente Donald Trump, que vale la pena señalar se prepara para postularse de nueva cuenta para la presidencia de Estados Unidos dentro de tres años.
Algunos de los temas a tratar que se refrendaron fueron el impuesto mínimo global de sociedades del 15%, además del objetivo de activar en el año 2023 una nueva arquitectura fiscal, la cual buscará que las grandes compañías contribuyan de forma equitativa y que alcance a los gigantes tecnológicos.
Por lo que la ruta es que los corporativos digitales, de los jeques tecnológicos, contribuyan en forma justa. Por ello, se vislumbra un choque entre los líderes políticos queriendo gravar a los grandes corporativos digitales.
Mientras está cumbre sucedía, el Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, David Beasley, señaló que con el 2% de la riqueza de los jeques tecnológicos como Elon Musk y Jeff Bezos, se podría resolver el problema del hambre mundial.
A mayor abundamiento, Beasley, en una entrevista con la CNN, enfatizó que los multimillonarios deben dar un paso al frente ahora, por única vez.
Esta declaración causó mucho revuelo ya que el jeque tecnológico Elon Musk reaccionó al citado comentario del director y, para sorpresa, el empresario dueño de Tesla y de Space X manifestó que estaba dispuesto a donar la suma que fuese necesaria si Beasley le explica cómo seis mil millones de dólares podrían resolver el hambre mundial.
De igual manera también le expresó al Director Ejecutivo del PMA de la ONU que requería que la contabilidad fuera expuesta al público para que se pudiera observar cómo se gastarían estos millones.
La fortuna de Elon Musk asciende, según fluctúan sus acciones en la bolsa de valores de Nueva York, a la cantidad aproximada de 300 mil millones de dólares, por ello el propio Director del citado programa consideró que con el 2% podía atacarse la problemática del hambre mundial.
Este evento abre la puerta para que los líderes tecnológicos, que son a la vez los nuevos jeques, puedan contribuir para poder en algún grado a aminorar este gran problema.
Por lo tanto, la carrera por el liderazgo mundial ya ha iniciado para ver quién lo encabezará: la política o la tecnología. Asimismo, se abre la posibilidad de que ésta última pueda aminorar los problemas de la raza humana; ojalá que los nuevos jeques miren a la humanidad en lugar de las “máquinas” y que su inteligencia artificial la pongan a disposición de causas nobles para los seres humanos.