En los mismos tiempos que se ventilaron las elecciones en México, se estaban llevando a cabo las elecciones en varios países con resultados inesperados y otros más, muy apegados a los pronósticos.

En el país más poblado del mundo, el primer ministro de la India y el líder del partido Bharatiya Janata, Narendra Modi, enfrentó el juicio de los votantes, donde si bien ganó y obtuvo su victoria, perdió la mayoría parlamentaria por primera vez en una década.

El parlamento de India consta de 543 escaños, de los cuales 272 son necesarios para formar gobierno. En estas elecciones el partido de Modi perdió 60 escaños, sin embargo, va por su tercer mandato, lo cual algunos critican, pero hoy está en manos de sus socios de coalición poder formar gobierno para ejercer el cargo.

Bajo el mandato de Modi, la nación con más habitantes en el globo terráqueo ha adquirido un nuevo protagonismo en la escena mundial, tras reformar sus infraestructuras para satisfacer las necesidades de sus más de mil 400 millones de habitantes. Dentro de sus éxitos, la economía ha crecido, la infraestructura ha mejorado y ha habido cierta noción de orgullo de ser de la India.

Pero al parecer, una parte del electorado no estuvo conforme con dichos resultados y favorecieron a la oposición. El canto de las sirenas o las encuestas que lo posicionaban como el líder mundial con más aprobación no reflejaron esa opinión que levantó a la oposición. Un mensaje que deberá leer bien Modi para corregir y mejorar su gestión si quiere mantenerse en el poder. Y hablando de este país ubicado en Asia del Sur, no podemos olvidar la debacle que un político descendiente de esta región sufrió también este año electoral en el Reino Unido. Me refiero a Rishi Sunak, quien como primer ministro y líder del Partido Conservador perdió las elecciones frente al Partido Laborista de centroizquierda, quien al ser liderado por Keir Starmer se convirtió en la nueva cabeza del gobierno británico.

Si bien los pronósticos electorales apuntaban una derrota para Sunak y el Partido Conservador, los resultados fueron más aplastantes de lo esperado pues solo obtuvieron 121 escaños de 650, constituyendo el peor resultado de su historia moderna. El Brexit, los fluctuantes primeros ministros de los conservadores y sumado a las malas decisiones de gobierno, llevaron al electorado británico a cambiar de bando e inclinarse a la izquierda de manera contundente. Starmer y su partido ganaron 412 escaños, casi duplicando los obtenidos en las elecciones de 2019 y muy superior a los 326 que requiere para gobernar sin necesidad de hacer coaliciones. El partido Laborista y el primer ministro tendrán 5 años para corresponder la confianza del pueblo británico, con sus resultados. El viraje de este país europeo hacia la izquierda nos lleva a otra potencia mundial que también optó por esa corriente política ante la amenaza de la derecha, me refiero a Francia.

Contra toda predicción, la extrema derecha encabezada por Marine Le Pen en Francia no logró ganar las simpatías de la mayoría de la población y quedó en un tercer lugar. La sorpresa de esa elección fue la victoria de la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular, quien obtuvo 182 escaños. El Partido La Francia Insumisa, liderado por Jean-Luc Mélenchon, es el de mayor peso y le ha complicado el escenario de gobierno a Emmanuel Macron, presidente en funciones y líder de la coalición Juntos de perfil centrista, que quedó en segundo lugar con 168 lugares.

Si bien fue una derrota para la extrema derecha en el país galo, la amenaza sigue ahí, pues el partido de Le Pen y aliados crecieron entre los electores, pasando de 89 escaños a 143, y en 3 años pueden dar la sorpresa. Macron tendrá el tiempo que durarán los Juegos Olímpicos para maquinar su estrategia política para conformar gobierno, por ejemplo, sumando o no a Mélenchon como primer ministro, porque de lo contrario, podría pavimentar su derrota y abrirle la puerta a la derecha en Francia.

Con estos ejemplos internacionales se desprenden varias lecciones: que las encuestas en muchos países siguen fallando notablemente; que cuando el pueblo no está conforme con sus políticos y su gobierno, ejercen su derecho para castigarlos y brindar la oportunidad a la oposición para llegar al poder y darles resultados; así como que no hay que confiarse en el cargo, pues quien no escucha y no incluye al pueblo en la toma de decisiones, puede llevarse una sorpresa como le pasó a Modi.

Finalmente, hoy tendrán lugar las elecciones para elegir la presidencia en Venezuela, donde el actual ejecutivo, Nicolás Maduro, enfrenta a la dupla opositora de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, quienes de acuerdo con las encuestas tienen posibilidades de ganar. Si bien el resultado es de pronóstico reservado debido a la operación que pudiera realizar el régimen para impedir perder el poder, esta jornada electoral también nos traerá otras lecciones que revisar.

Pero sin duda, una buena política o político nunca debe olvidar la importancia de saber escuchar y atender al votante, porque es su razón de ser.

Abogado, maestro en Ciencias Penales. Autor del libro: "El Ciudadano Republicano y la Cuarta Transformación".

@UlrichRichterM

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