Hemos llegado casi a los primeros cincuenta años de los avances tecnológicos, como el internet que hoy lo experimentamos de cerca en nuestra vida diaria. Los cambios que esto ha significado han sido vertiginosos, impactando a millones de personas en nuestras vidas diarias.
La revolución tecnológica comenzó a finales del siglo XX y ha transformado la vida de los seres humanos en múltiples aspectos: comercial, laboral, intelectual, de salud, seguridad nacional y lo militar.
El ser humano inventa máquinas continuamente para hacer más fácil su existencia e incluso ahora para realizar operaciones quirúrgicas, etc. La interacción directa del ordenador con el cerebro es uno de los retos actuales de la ciencia y de la ingeniería, y una de las características de está Revolución tecnológica.
¿Puede pensar una máquina? Con esta pregunta, el matemático inglés Alan Turing inauguró la era de la inteligencia artificial. El científico propuso su famosa prueba de Turing, una especie de juego en el que un humano que actúa como juez interacciona de la misma forma y a ciegas con otro humano y con una máquina. Si después de un tiempo razonable el juez no consigue determinar cuál de sus interlocutores es la máquina, la respuesta a la pregunta inicial es afirmativa: la máquina puede actuar como un ente pensante. Como era de esperar, el planteamiento generó polémica y rápidamente aparecieron partidarios y detractores procedentes de todos los campos: filósofos, matemáticos, científicos, religiosos, etc.
Durante esta era tecnológica tenemos que la Inteligencia Artificial en sus múltiples estudios e innovaciones tiene como uno de sus objetivos equiparar al cerebro con una máquina, y no solo eso, sino de hacerla más efectiva e inteligente.
Por ello, algunos estudios de inteligencia artificial apuntan sobre el desarrollo de las máquinas, como, por ejemplo, los coches autónomos o los robots.
Somos ciudadanos digitales ya que pasamos la mayor parte del día pegados a una máquina inteligente, que se ha convertido en una extensión o en un brazo más de nuestro cuerpo.
Hace unos días una máquina con un programa de Google Maps, se equivocó en el nombre del aeropuerto de Santa Lucía, siendo el correcto Felipe Ángeles. Lo anterior me hizo reflexionar que también las máquinas se equivocan, y por ello los gigantes tecnológicos día a día trabajan sobre ese tema para perfeccionar sus innovaciones tecnológicas.
¿Será que algún día la máquina sea más inteligente que el hombre?
@UlrichRichterM