Con antelación, en dos de mis colaboraciones tituladas “J. Biden, K. Harris, Google y la corrupción” y “Ahora, Biden vs Google”, había dado cuenta de que el gobierno de Biden inició las acciones legales en contra del gigante monopólico Google. Esta es la segunda demanda antimonopolio contra un coloso tecnológico, ya que la primera fue en contra de Microsoft en el año 1998.

Desde el pasado martes se inscribió una raya más al tigre monopólico, donde el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, tratará de dirimir si el rey del internet realiza prácticas ilegales para lograr su crecimiento y, por qué no decirlo, su influencia en esta era tecnológica.

Se prevén 10 semanas de audiencias en las que desfilarán varias decenas de testigos que declararán ante el Juez Federal.

En una nota publicada por este diario el pasado martes, se establecía: “Google, cuyo nombre se volvió incluso un verbo para describir la acción de buscar en internet, controla el 90% de este mercado en los Estados Unidos y en todo el mundo gracias a las búsquedas en teléfonos inteligentes, especialmente en los iPhone (Apple) y aquellos que funcionan con el sistema operativo Android, propiedad de Google”. El verbo es claro: googlear. Así, el gigante se está complicando su existencia, ya que el público emplea la denominación como palabra genérica, lo que ocasiona que la misma vaya perdiendo su carácter distintivo, por ejemplo, el verbo “googulear” o “googuléalo” o “googulie”.

Por su parte, Kent Walker, Director Jurídico de Google a nivel mundial fue enfático: “Nuestro éxito es merecido”, “La gente no utiliza Google porque no tenga otra opción, sino porque quiere. Es fácil cambiar el motor de búsqueda predeterminado, ya no estamos en la era de los módems y los CD-ROM”.

Pero el gobierno también es enfático, Google firmó con fabricantes de dispositivos y operadores de telefonía móvil con los que deja poca posibilidad de competencia a sus rivales, como Bing, Microsoft y DuckDuckGo.

El Juez que lleva el caso en el Distrito de Columbia es Amit Mehta, quien ocupa el cargo desde 2014 y sus juicios más recientes son el del exasesor de Donald Trump que hace unos días fue condenado por desacato al Congreso y el del fundador de Oath Keepers, Stewart Rhodes, castigado con 18 años de prisión por su participación en el asalto al Capitolio en Washington, Estados Unidos.

Así que los vientos no han sido favorables para el gigante tecnológico que acaba de cumplir 25 años de existencia, pues sea de paso decir que en México ha perdido algunas marcas.

Las autoridades europeas antimonopólicas, ya han multado a Google con más de 8 mil millones de euros por este tipo de conductas.

El lema con el que inició hace más de dos décadas “Don’t be evil” (no seas malvado) famoso eslogan corporativo de Google, no se ha cumplido; por ello, será que la ley de la acción y efecto conocida como karma, le llegó al gigante tecnológico.

En efecto, ya es hora de que la autoridad antimonopólica mexicana, conocida como la Comisión Federal de Competencia Económica “COFECE”, también inicie sus investigaciones contra este coloso y no sea un simple observador, es decir, que ponga a trabajar su presupuesto en investigaciones relevantes y no sea un espectador más que cuesta mucho dinero a los mexicanos.

Por lo tanto, será que el espíritu pitagórico ya abandonó al oráculo Google ante tantos abusos, así que la batalla del gigante contra el imperio americano apenas comienza.

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