Valentín Campa, Arnoldo Martínez Verdugo y Heberto Castillo en una ocasión, Cuauhtémoc Cárdenas y el propio Andrés Manuel López Obrador en dos previas, como candidatos a la presidencia de la república lucharon para que la izquierda ganara la presidencia de la república.
Camino largo que no todos alcanzaron a ver, entre las y los militantes unos por la edad, otros por los asesinatos ocurridos sobre todo durante el periodo de Carlos Salinas de Gortari. Dedicaron y dedican sus vidas a este objetivo, que no es meramente el de ganar una elección, sino el de cambiar a México.
Distintos entre sí, cada uno aportó como líderes y candidatos lo necesario para superar la aplanadora del PRI (aplanadora de urnas y vidas) y cohesionar a grupos distintos, personajes de todo tipo y dar la cara frente a la opinión pública. A ese grupo se suma Claudia Sheinbaum y en ella ponemos esperanzas, proyectos, luchas, demandas y una enorme responsabilidad con este proyecto histórico.
Los muertos no están muertos. Nos referimos a ellos para evaluar los logros y los defectos del movimiento y del gobierno. Lo mismo al ingeniero Cárdenas, a quien se le debe tanto. Es importante decir que encabezaron, pero no les pertenece el movimiento, sino a todos quienes luchan y han luchado por él. A la base. Y Claudia Sheinbaum participó en esta historia en primera fila, que para la izquierda es la de quienes militan, son activistas y se enfrentaron al Estado autoritario en las calles, en la ciudad, en el campo, la montaña, el sindicato o la universidad.
Ánimo, fuerza, carácter y preparación se necesitaron para participar en la oposición en los años previos al 2016. Esa formación nos da confianza. Eso valora la gente trabajadora y las clases medias que tienen presente los abusos que de la cabeza a los pies se han cometido en México
No quiero referirme en este momento a quienes se oponen al movimiento o señalan (a veces atinadamente) los defectos o problemas de este. Algunos fueron compañeras y compañeros, entre estos existen quienes todavía lo son y forman parte de la izquierda no electoral. Tampoco a los logros académicos y de gobierno de la candidata, que son evidentes.
No quiero referirme a lo anterior, por qué más vale la esperanza siempre renovada, año por año, mes a mes, desde 1976 de la voluntad para cambiar este país en uno justo por la vía democrática.
¿Como se sostiene la candidatura de la izquierda frente a la base y la ciudadanía? Porque hay una historia común de hombres y mujeres que han luchado, sufrido, disfrutado, y perseverado, que han sido derrotados y han triunfado juntos. Esperamos mucho de ella, lo demandamos.