En los tiempos de la digitalización, la educación se transforma. Cambia la gestión ancestral y los métodos de enseñanza, aparentemente inamovibles, ceden a nuevas expectativas y personalización. Emergen otros paradigmas y tendencias.
Hoy la digitalización transforma entornos y sectores como la educación en general y particularmente los sistemas universitarios en línea.
No se trata de afrontar una nueva modalidad, sino de descubrir las acciones y sistemas para enfatizar la personalización y revolucionar los sistemas anquilosados para transmitir conocimientos. La digitalización representa un trascendental cambio educativo.
La digitalización osee varias características que configuran sus áreas de aplicación y que dan forma a la oferta educativa en las universidades.
La primera de ellas es la economía a escala. Desde una perspectiva económica, cualquier producto consta de costos fijos y variables. El hecho de que muchos usuarios compartan los costos fijos proporciona economías de escala.
Es decir, cuanto más se pueda escalar el uso del producto, más se reduce el costo fijo y se obtienen mayores economías de escala.
Los productos digitales tienen casi el 100% de costo fijo. Por lo tanto, tienen economías de escala casi infinitas. Por ejemplo, un video educativo se puede ver millones de veces y cada lección adicional impartida no cuesta más.
Una segunda característica es la llamada “muerte de la distancia”. Las cuarentenas globales durante la pandemia COVID-19 de 2020 enfatizaron el valor de este aspecto. Al verse obligados a mantenerse socialmente distantes, muchas escuelas y universidades cerraron. La educación en línea se convirtió en la opción para proseguir operaciones.
Actualmente, los estudiantes latinoamericanos están sobrerrepresentados a nivel mundial en áreas de interés modernas como ciencia de datos, diseño de software y comercio de acciones en la bolsa. Los estudiantes de la región parecen apresurarse hacia la oferta global en áreas de interés más moderna y aprovechan la muerte de la distancia digital más que en otras regiones.
Una tercera característica de la digitalización consiste en la entrega de contenido asincrónica. Es decir, emplear el tiempo atemporal. Uno de los beneficios es que los estudiantes pueden construir su propia redundancia en el consumo de contenido digital.
En general, los patrones de consumo de los cursos en línea muestran una gran diversidad en la forma en que los estudiantes repiten el contenido. Incluso el tiempo empleado en ello resulta mayor respecto al utilizado en clases presenciales.
Así, cada alumno construye en la educación digital su propia redundancia. Resulta idiosincrática y se posibilita a través de los medios digitales.
El contenido asincrónico, asimismo, visibiliza la falta de experiencia personal de algún investigador en las clases regulares de licenciatura o maestría.
Una cuarta característica de la digitalización es su estructura inherente de redes polidireccionales o manera en la que se dirige la comunicación: de uno a uno, de uno a muchos, de muchos a uno, de muchos a muchos…
Finalmente, una característica prominente en la educación digital es la huella digital o “rastro” de datos que una persona deja al utilizar Internet y las tecnologías digitales. Esta huella puede incluir información sobre las actividades en línea, dispositivos utilizados, ubicación geográfica, preferencias personales… La huella digital genera lo que se llama “identidad digital”, que es la percepción que otros tienen de una persona en línea.
En la educación, esta huella permite identificar intereses, grado de atención, conocimientos previos …y adecuar el programa del curso para satisfacer en lo posible necesidades y expectativas del alumno.
En suma: la digitalización transforma la educación tradicional en las universidades y vuelve los conocimientos y experiencias en más asequibles y funcionales.
Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).
