La guerra comercial entre Estados Unidos y China iniciada en 2016 durante el periodo del presidente Donald Trump, y la interrupción de las cadenas de suministros provocada por la pandemia de COVID-19, dieron origen al fenómeno llamado “nearshoring”.

El concepto hace referencia a la relocalización de empresas que buscan nuevos espacios de inversión para acercarse a su mercado destino. El objetivo es disminuir los costos de producción, reducir los riesgos en las cadenas de suministro y eludir las tensiones geopolíticas.

México y Vietnam son dos de los países con mayores oportunidades para la relocalización de empresas puesto que comparten frontera con las dos economías más importantes del mundo: Estados Unidos y la República Popular China.

La empresa Savills, consultora inmobiliaria del Reino Unido, elaboró una clasificación con base en los índices de potencial del nearshoring en los países que están próximos a grandes mercados de consumo. La última edición se realizó en 2020, clasificando a Vietnam como el número uno en el mundo .

Su posición la logró promoviendo una base de manufactura en rápido crecimiento, así como su política de integración al mercado global (con el recién ratificado acuerdo comercial con la Unión Europea), combate a la corrupción y, en la coyuntura, una respuesta rápida y efectiva ante la pandemia del Covid-19.

México ocupa la posición número 15 en la clasificación de Savills, en un universo de 40 países, mientras que Brasil está en la posición 25. La clasificación del potencial de relocalización de la empresa británica no está solo determinada por los costos laborales y las distancias relativas a los grandes mercados o centros de producción, sino que considera los costos de la energía, la calidad de las facilidades logísticas y de la infraestructura, la seguridad, entre otras variables.

Vietnam comparte una frontera de más 1,300 km con China. Tres son los factores que han hecho de este país asiático, uno de los más atractivos para invertir en toda Asia, según el embajador de México Alejandro Negrín.

Entre esos factores están los costos de producción como la renta o adquisición de espacios en zonas industriales, mano de obra calificada aseguramiento obligatorio para los trabajadores, energía y los costos impositivos.

Un segundo factor son los volúmenes de inversión pública en infraestructura, que tienen un impacto en los servicios de logística en zonas industriales y en otras regiones del país. Y, el tercero, las condiciones de seguridad y de estabilidad política.

México tiene una línea fronteriza de 3,152 km con Estados Unidos, cuenta con una industria manufacturera sólida y una posición estratégica como puerta de entrada al mercado norteamericano. Nuestro país también tiene ventajas competitivas para colocarse como uno de los destinos más atractivos para el nearshoring, además de la proximidad y la frontera.

México cuenta con sólidas cadenas de producción y logística, desarrolladas a partir del tratado de libre comercio norteamericano, hoy T-MEC, una industria consolidada en sectores como el automotriz, aeroespacial y eléctrico-electrónico.

México tiene una amplia red de tratados de libre comercio, acuerdos bilaterales de inversión, convirtiéndose en la séptima economía con más tratados en el mundo (23). Es superado por la Unión Europea (46), Chile (31), Singapur (27) entre otros. Su marco legal es sólido, ofreciendo un ambiente favorable para los negocios, así como incentivos fiscales atractivos para la inversión.

Los retos son numerosos para ambos países quienes deberán proveer mano de obra especializada, energía limpia, sustentabilidad, impacto social, resiliencia en las cadenas de suministro. Sumado a ello, México tiene un gran desafío: la seguridad.

Especialista en temas asiáticos

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