En los últimos meses, la percepción mediática sobre la guerra entre Rusia y Ucrania ha cambiado drásticamente. Mientras que al principio del conflicto la narrativa se centraba en las derrotas rusas y la resistencia heroica ucraniana, hoy en día apenas se habla del conflicto en los medios de comunicación internacionales. ¿Significa esto que Rusia está perdiendo? ¿O es simplemente una estrategia mediática que desvía la atención del verdadero estado de la guerra?

Para entender el estado actual del conflicto, es crucial comprender la estrategia no lineal de Rusia. Este tipo de guerra no se basa solo en combates directos, sino en una combinación de tácticas militares convencionales, desinformación, guerra cibernética y manipulación política. La cobertura mediática intermitente y la percepción pública fluctuante son parte de esta estrategia. Al no estar en el foco mediático, Rusia puede operar con mayor libertad y menos presión internacional.

Una de las victorias estratégicas menos comentadas de Rusia es su capacidad para diversificar sus alianzas en medio del aislamiento occidental. Un ejemplo reciente es el acercamiento entre Rusia y Corea del Norte. Esta relación no solo proporciona a Rusia un nuevo aliado en la arena internacional, sino que también refuerza su posición estratégica frente a Occidente. Mientras los países occidentales intentan aislar a Rusia, Moscú ha encontrado en Pyongyang un socio dispuesto, lo que le permite mantener su influencia global.

A pesar de las dificultades, como la limitación de la capacidad occidental para entrenar pilotos ucranianos en el uso de F-16, Rusia ha demostrado una resiliencia notable. El entrenamiento de pilotos y la entrega de aviones F-16 a Ucrania se han visto obstaculizados, lo que limita la capacidad de Ucrania para utilizar plenamente estos recursos en el corto plazo. Esta situación destaca las ventajas logísticas y de recursos que aún mantiene Rusia.

¿Cómo funciona la estrategia de Putin y su Teoría de la Victoria? El presidente Vladimir Putin ha articulado una teoría de la victoria que se basa en la capacidad de Rusia para realizar avances graduales y evitar contraofensivas significativas por parte de Ucrania. Según Putin, no es necesaria una movilización masiva, ya que la estrategia de desgaste y la superioridad en recursos permitirán a Rusia alcanzar sus objetivos a largo plazo. Esta teoría se ve reforzada por la percepción de que el apoyo occidental a Ucrania es finito y eventualmente se agotará.

El reciente informe del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) del 7 de junio de 2024, indica que Rusia ha logrado avances significativos en el control territorial, especialmente en la región de Severodonetsk. El ministro de Defensa ruso recientemente afirmó que las fuerzas rusas controlan el 97% del Óblast de Luhansk,

incluyendo zonas residenciales clave de Severodonetsk, así como Metolkine y Borivske. Estas áreas son estratégicamente importantes y demuestran la capacidad de Rusia para mantener y expandir su control en zonas críticas

¿Por qué se ha reducido la cobertura mediática de la guerra? Parte de la respuesta puede encontrarse en la fatiga informativa, pero también podría ser una táctica deliberada para minimizar la presión internacional sobre Rusia. Mientras menos se hable del conflicto, menos presión habrá sobre los líderes occidentales para aumentar su “apoyo” a Ucrania. Este silencio mediático puede jugar a favor de Rusia, permitiéndole consolidar sus ganancias sin la interferencia constante de la opinión pública internacional.

El antagonismo hacia Occidente se ha convertido en una herramienta poderosa para Rusia. El aislamiento internacional, lejos de debilitar a Moscú, ha llevado a la creación de nuevas alianzas y ha reforzado su narrativa de resistencia frente a la hegemonía occidental. Este antagonismo no solo ha permitido a Rusia sobrevivir al aislamiento, sino que le ha proporcionado nuevas oportunidades para expandir su influencia en regiones donde antes tenía poca presencia.

La guerra entre Rusia y Ucrania es mucho más que un conflicto militar; es una batalla de narrativas, estrategias y alianzas. A pesar de la percepción de que Rusia está perdiendo, los hechos sobre el terreno y las alianzas estratégicas sugieren lo contrario. Rusia no solo se mantiene firme, sino que está adaptando y diversificando sus tácticas para enfrentar el aislamiento occidental y seguir avanzando en sus objetivos a largo plazo. La guerra sigue en pie, y entenderla requiere una mirada crítica y profunda a las motivaciones y estrategias rusas.

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