La reciente elección de Claudia Sheinbaum como la primera mujer presidenta de México no solo marca un hito histórico en la política mexicana y regional, sino que también tiene el potencial de redefinir la posición ejemplar y eficiente del país en el escenario internacional. En un mundo donde el liderazgo femenino aún es una rareza en la política de alto nivel, la ascensión de Sheinbaum ha sido recibida con gran entusiasmo y expectación, tanto a nivel nacional como internacional.
Desde que fue elegida para ese cargo, Sheinbaum ha sido objeto de elogios y felicitaciones, incluso por parte de grandes potencias como China, Rusia y Estados Unidos, lo que subraya el reconocimiento global de su llegada al poder. Esta atención internacional plantea preguntas importantes sobre el papel de México en la arena global bajo su liderazgo y cómo podría impactar en la percepción y el prestigio internacional del país.
Una de las características más destacadas de la presidencia de Sheinbaum es su postura política de izquierda moderada, que ha sido percibida como progresista en el escenario mundial. Su compromiso con políticas sociales y ambientales, así como su enfoque en la soberanía energética y las energías renovables, la sitúan en una postura única para abogar por un México más fuerte y sostenible en el ámbito internacional.
En términos de política exterior, se ha expresado la potencial de Sheinbaum de mantener la política no intervencionista de México en conflictos internacionales, teniendo un equilibrio delicado entre la proximidad con países como China y Rusia, y la relación estratégica y cautelosa con Estados Unidos. Su enfoque en promover el diálogo y la paz en conflictos como el de Gaza demuestra una visión pragmática y diplomática que podría ser clave para fortalecer la participación de México en el escenario internacional.
Sin embargo, la presidencia de Sheinbaum también enfrenta desafíos significativos, especialmente en lo que respecta a la seguridad interna y la estabilidad económica. A pesar de su discurso progresista, México sigue lidiando con problemas de violencia y corrupción que han afectado su reputación en el ámbito internacional.
El Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) de Transparencia Internacional para México en los últimos años:
· 2020: 31
· 2021: 29
· 2022: 28
· 2023: 31
La tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes en México según el INEGI:
· 2020: 25.7
· 2021: 27.2
· 2022: 28.9
· 2023: 27.5
Estos datos indican que la percepción de la corrupción ha variado ligeramente, mientras que la tasa de homicidios ha mostrado una tendencia general al aumento, aunque con una leve disminución en 2023. Se debe tener en consideración que el mandato será entregado a la primera presidenta mujer de toda la región de América del Norte con estas cifras heredadas de las administraciones pasadas en México. Se le entregará el país con estos datos, lo que hará su trabajo aún más complicado.
El contraste entre el Índice de Percepción de la Corrupción (CPI) y la tasa de homicidios en México durante los últimos años revela un panorama desafiante para la nueva presidenta. Aunque los datos muestran una ligera variación en la percepción de la corrupción, la tendencia al alza en la tasa de homicidios sugiere una urgente necesidad de abordar la inseguridad en el país.
No obstante, la positiva percepción internacional hacia el mandato de la presidenta representa una ventaja invaluable. Su perfil inspirador y la confianza del 60% de la población, combinados con una mayor disponibilidad para participar en foros internacionales, como el Foro Económico Mundial en Davos, ofrecen una oportunidad única para que México se posicione como un actor aún más significativo y activo en la escena mundial bajo su liderazgo.
La elección de Claudia Sheinbaum como presidenta de México representa una oportunidad única para el país de fortalecer su posición en los foros globales y proyectar una imagen de liderazgo progresista y comprometido con la paz y la justicia global. Si bien enfrenta desafíos significativos, su enfoque en la soberanía energética, la política ambiental y la diplomacia pragmática podría allanar el camino para un México más influyente y respetado en el ámbito internacional.