El crecimiento económico serio de Corea tuvo lugar a principios de los años 60. En ese entonces, el núcleo de la política económica era la exportación y la protección de la industria nacional. Se buscaba protegerla de la competencia con empresas extranjeras mediante barreras arancelarias y no arancelarias, además de implementar varios apoyos financieros y administrativos para impulsar las exportaciones. Sin embargo, esta estrategia alcanzó su límite en la década de los 80.

Con el objetivo de superar este límite, Corea emprendió una audaz transición política, fortaleciendo la competitividad a través de la apertura del mercado. A pesar de una fuerte oposición por parte de la industria nacional, el mercado de importación abrió sus puertas y la tasa arancelaria de importación se redujo. Las empresas se enfocaron en la reducción de costos, el desarrollo tecnológico, entre otros aspectos, para sobrevivir de la competición con las empresas extranjeras. Compañías coreanas destacadas, como Samsung Electronics, LG Electronics, Hyundai, Posco, etc. pudieron alcanzar la posición que ostentan hoy en día, enfrentando esos desafíos y competiciones.

Antes de finales de los 90, Corea optó por prohibir la importación de contenidos culturales de Japón debido a preocupaciones sobre una posible invasión de la industria de la cultura popular. En ese entonces, los contenidos culturales japoneses, como películas, series o canciones eran sumamente competitivos en el mercado global. Sin embargo, en 1999, Corea tomó una decisión valiente: permitir la importación de la cultura popular japonesa y, al mismo tiempo, desarrollar la cultura popular coreana para entrar al mercado japonés. Este fue el comienzo del actual fenómeno conocido como la Ola Coreana, que abarcó el inicio y la expansión del K-Pop. La cultura popular de Corea, desafiando a un gran rival como Japón, logró alcanzar una alta competitividad y ahora, ha podido alcanzar a su contrincante llegando incluso a liderar la cultura global.

A pesar de que han influido varios factores en el crecimiento de la economía coreana, como la inversión en la educación, la innovación y el papel del gobierno, los dos ejemplos mencionados resaltan la importancia de la apertura del mercado. Aquellas empresas que se durmieron en los laureles del proteccionismo, concentrándose únicamente en resguardar sus intereses en el mercado interno, desaparecieron debido a la audaz transición política hacia la apertura del mercado implementada por el gobierno. En este contexto, se ha forjado un ecosistema industrial en el que las empresas buscan el cambio y la innovación, expandiéndose hacia el mercado global, sin temor a la competencia.

En México, recientemente existen diversas opiniones sobre cómo aprovechar el nearshoring. Es necesario fortalecer la competitividad de empresas mexicanas mediante una amplia apertura del mercado. De esta manera, el no se traduciría únicamente en la protección de intereses por parte de las empresas que se sienten cómodas en el mercado nacional, sino en un impulso para la sofisticación y el desarrollo, contribuyendo a su vez, al fortalecimiento de la estructura industrial y a una entrada exitosa en el mercado global.

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