Roland G. Fryer es un profesor titular de economía en la Universidad de Harvard. A los 30 años, en el 2007, se convirtió en el profesor titular más joven en la historia de la universidad. Fryer es negro, ha recibido una gran cantidad de premios como la beca “genio” de la Fundación MacArthur y ha sido ampliamente publicado. Fue estudiante del premio Nobel Gary Becker y colaborador de economistas destacados a nivel global.
La mayor parte de sus investigaciones se enfocaron en comprender los factores que influyen en el progreso económico de la comunidad negra , indagando en diversas fuentes que expliquen la brecha entre blancos y negros y las razones por las que los blancos viven más que los negros.
Su trabajo, sin embargo, lo llevó irremediablemente a cuestionar la ortodoxia que ahora gobierna en los cubículos universitarios en Estados Unidos y en muchos países europeos. Ejemplo de ello es su investigación acerca de la brecha de rendimiento académico entre los estudiantes desde preescolar hasta secundaria donde encontró que niños y niñas blancos y negros con antecedentes socio-económicos similares lograban calificaciones parecidas. Llevando a la conclusión de que, ajustando datos socioeconómicos, la explicación basada en disparidades originadas por el color de la piel, prácticamente desaparecen.
Otra variable que implica una gran diferencia en el resultado de los estudiantes negros tiene que ver con el número de libros que se tienen en casa. En promedio los estudiantes negros tienen 39 mientras que los niños blancos tienen 93. Ajustando esta variable se elimina la brecha en lectura por completo desde el primer año de educación primaria.
Esto, tira por la borda el argumento de la existencia de un “ racismo sistémico ” que ha sido sostenido por un creciente sector de la izquierda que se identifica como “woke”. El término aún no tiene un gran arraigo en México, pero subrayo aún pues lentamente pero la influencia de esta ideología empieza a hacerse presente en nuestro país.
La ideología woke proviene de la llamada Teoría Crítica de la Raza , un movimiento surgido en el entorno académico para supuestamente impulsar la lucha contra el racismo, la igualdad y una malentendida justicia social. Los activistas de la teoría woke explican cualquier problema social a través de una lente de racismo que es inalterable. Esa inmutabilidad hace que cualquier esfuerzo por cambiar la realidad (la propia o la de otros) sea estéril.
Con sus estudios sobre educación y brechas académicas, Fryer se colocaba en contra de esa visión de inmutabilidad. Sin embargo, fueron sus estudios sobre a violencia policiaca contra los negros los que provocarían la ira de los fundamentalistas del racismo sistémico y la consecuente destrucción de su brillante carrera.
Revisando los datos policiacos sobre detenciones y tiroteos , Fryer encontró que no existían diferencias raciales en los datos cuando se trataba de tiroteos. En un tiempo en el que crecía el movimiento Black Lives Matter bajo la premisa de que la policía en Estados Unidos utiliza más la fuerza y mata a más negros que a blancos, el resultado de las investigaciones de Fryer, publicadas en 2019, caía como una loza para los activistas woke pues destruye, con datos, la base ideológica de su movimiento.
Lo que vino después, las acusaciones de acoso sexual, la falta de debido proceso que le permitieran defenderse, el cierre de su laboratorio de investigación, la suspensión por dos años como profesor y la cancelación de becas, premios, publicaciones, terminaron por destruir su carrera.
Lamentablemente Fryer no es el único académico que ha pasado por la cancelación por oponerse a la ortodoxia woke. Hoy, bajo la amenaza de ser llamado “racista”, “privilegiado” y demás adjetivos, la mayoría de los académicos, escritores, periodistas e incluso políticos, han preferido sumarse y aceptar, sin cortapisas, los postulados de una ideología que hoy es la mayor amenaza a la libertad de expresión.
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